Algunos de los hinchas que llegaron anoche hasta el estadio Monumental de Buenos Aires le hicieron pasar un mal rato a Colo Colo. El inicio del segundo tiempo se vio retrasado por barristas trepados en las rejas y los mismos jugadores del Cacique tuvieron que acercarse a pedir orden para poder continuar con el partido e ir a buscar el empate ante River Plate.

Los jugadores se ven cansados por la tontera. Tras el duelo de ayer, Leonardo Gil subrayó que "es algo que no puede volver a pasar" y el técnico Gustavo Quinteros se unió a las críticas. "Hay un grupo de gente que hace problemas todos los partidos problemas y que perjudica al club y al equipo", lamentó el estratega del elenco popular.

Pero no es primera vez. Las avalanchas o reventones vistos en el estadio Monumental de Santiago, además de los incidentes en la visita de River Plate, se tradujeron en un castigo de la Conmebol y en la obligación de jugar sin público el importante partido contra Fortaleza de Brasil, donde el elenco popular definirá su destino en Copa Libertadores.

El mal comportamiento no es patrimonio albo y ya se vio en la final de la Supercopa disputada en febrero en Concepción, donde algunos de sus hinchas se enfrentaron con parciales de Universidad Católica con un saldo de un apuñalado. Además, el partido estuvo detenido casi media hora mientras se trataba de controlar el actuar de los barristas.

La UC también tiene sus perlitas y tuvo que jugar sin espectadores ante Unión La Calera por el lanzamiento de proyectiles a los jugadores de La Serena en San Carlos de Apoquindo. Además deberá cumplir dos encuentros más a puertas cerradas, por la bengala que reventó cerca de Brayan Cortés y las riñas en la tribuna oficial ante Colo Colo.

Pero la mayor tontera se produjo en Copa Libertadores ante Flamengo. La Conmebol cerró la tribuna Ignacio Prieto por tres partidos internacionales por insultos xenófobos, la agresión a una persona de la tercera edad y el lanzamiento de una bengala contra hinchas del cuadro carioca, todo en medio de un partido cuesta arriba para los cruzados.

 

 

Los anti-hinchas no tienen color y bien lo sabe Universidad de Chile. El mal comportamiento de sus seguidores ha derivado en que decenas de hoteles en el país, además de varios estadios y ciudades, se nieguen a recibir al conjunto azul. El mes pasado, los laicos no encontraban un recinto para jugar y autoridades de diversas regiones les cerraron las puertas.

Otros "floreritos" de 2022 son los que molestan con un puntero láser en el estadio Santa Laura, empañando el espectáculo para el resto. Pero nada sobrepasa los serios incidentes protagonizados por barristas que, en octubre del año pasado, invadieron la cancha del estadio El Teniente de Rancagua, amenazando y agrediendo a Pablo Aránguiz y Thomas Rodríguez.

La ANFP sancionó a la U con cinco partidos a puertas cerradas y el equipo enfrentó el duelo contra Unión La Calera, donde estuvo muy cerca de descender a Primera B, sin el apoyo de sus fieles. La pregunta es si esos anti-hinchas no entienden que sus conductas en el estadio perjudican al equipo que dicen apoyar. Y si alguien les parará los carros.