Chile jugará contra Brasil en eliminatorias este jueves, en el Maracaná. Un partido que recuerdo lo sucedido en el proceso a Corea-Japón 2002, cuando Jorge Garcés dirigió los últimos encuentros.
El arquero ante el Scratch en esa ocasión fue Carlos Toro, a quien Don Peineta conocía bien de Wanderers, con quien fue campeón ese año 2001. Fue el debut oficial del meta, que ese año había atajado en dos amistosos ante Honduras y México.
Hoy, a sus 49 años, el portero que también jugó en Everton, San Luis y Osorno está lejos de Chile. “Yo estoy en Mallorca. Llevo ya casi 20 años en Palma de Mallorca. Terminé de jugar en Osorno y me vine, el 2007. Me vine con mis hijos chicos de 9 y 6 años”, señala el meta a Redgol.
-¿Sus hijos se acostumbraron bien al cambio?
Ahora ya están formados, mi hija ejerce labores con niños en riesgo social. La contrató el gobierno balear y apoya a niños cuyos padres son alcohólicos o drogadictos, se encarga de cuidar a los niños, sacarlos a pasear, llevarlos al cine.

Carlos Toro en su época de arquero
Su desazón por el poco apoyo con su hijo futbolista
-¿Y su hijo? ¿Salió futbolista?
Sí, con mi hijo estamos ahí. Pero hubiese preferido que eligiera cualquier deporte menos el fútbol. Es arquero también, he contactado a mucha gente para que juegue, hasta a Manuel Pellegrini. En su momento decidió irse a Chile porque quiso ser futbolista.

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-¿Y cómo le fue?
Lo llevé a que conociera los equipos en los que yo jugué. Pero yo no quería que se fuera de España, así que le dije que no le compraría los pasajes. Se puso a trabajar, se compró un pasaje y se fue. Estuvo en Chile entrenando en Católica y Colo Colo, en la época de pandemia. Luego fue campeón con Malleco, pero por edad no siguió y ahora quedó libre, le estamos buscando equipo, pero está difícil.
-Se le escucha triste por el tema.
Muchos me dieron vuelta la espalda. Muchos amigos que yo pensaba que tenía. Me siento defraudado de la gente en Chile, me hace sentir mal. Dejé cosas marcadas en varias instituciones y la selección, pero se portaron mal conmigo. Yo siempre he estado ligado y en contacto gente de Tercera a Primera, ex entrenadores y compañeros.

Carlos Toro se identificó mucho con Santiago Wanderers
-¿Qué le dicen específicamente?
A la primera te contestan, te saludan, pero cuando dices que tienes un hijo que juega fútbol no te contestan más. Yo no fui mal compañero y me da lata por el fútbol chileno. Se sufre mucho por todo esto. Estoy decepcionado, pero yo estoy tranquilo con mi conciencia. Te hace sentir fatal esa respuesta de mis compañeros.
La vida de Carlos Toro en España
¿Por qué decidió irse a España hace tanto tiempo?
Me vine porque quería un cambio radical en mi vida. Estuve ligado muchos años al fútbol, pero ahora no.

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–¿Qué hace ahora diariamente?
Yo en este momento estoy trabajando en un restaurante VIP, de buen nivel. Se llama Siso Beach, en Palmanova. Estoy encargado de recepcionar la mercadería, de la sala, el bar, la cocina. Todo pasa por mis manos, como portero, ja, ja.
–¿Vive tranquilo con ese trabajo?
Súper tranquilo. Estuve antes en un equipo de tercera división, el Atlético Balear, en la parte formativa. Estuve seis años ahí, era el encargado de la metodología de trabajo de los niños de 8 a 18 años, pero me ocupaba mucho tiempo, de lunes a domingo. Necesitaba un cambio para estar con mi mujer, estar más tranquilo.
-¿Dejó el fútbol por completo?
Sólo hago a veces campus de portero, en diciembre, pues la temporada (de veraneo) termina en noviembre. Así le enseño a los niños, pero nada más. Quiero descansar, vivir la vida al lado de mi mujer. Por suerte fui ordenado con mis finanzas y tengo algunas cosas en Chile.