David Pizarro dejó los más grandes recuerdos en el fútbol italiano y así lo hizo saber Luciano Spalletti, quien lo dirigió en Udinese y Roma y es probablemente el entrenador más trascendente que tuvo el porteño durante su carrera internacional.
En conversación con Sky Sports, el Míster reconoció el valor del chileno. “Me dio una mano fundamental en mi carrera, siempre está online, mantiene al equipo conectado… es un elemento espectacular en el vestuario, único para todos sus compañeros”, destacó.
Pero la primera impresión no fue tan positiva, cuando lo vio en Udinese sobre una cama de masajes. “Era bajo, quedaba un metro de espacio en la cama y le dije a Gino (Pozzo, dirigente del equipo) ‘¿qué jugador me compraste?'”, recuerda.
“Pero en el primer partido de entrenamiento que jugó tocó dos mil veces el balón y parecía que estaba en el equipo desde siempre. El respeto que ganó de sus compañeros era excepcional y en la Roma tuvo partidos de un nivel extraordinario”, valora.
David Pizarro está entre los tres mejores chilenos que actuaron en Italia
Pizarro en la balanza
Otra anécdota curiosa que contó Spalletti sobre el Pekse refería al físico. “Al inicio de la temporada se pesaba el equipo. Por un kilo de más se pagaban diez euros, por dos kilos 20 y así. Se había convertido en un juego para el camarín y Pizarro, antes de subirse a la balanza, siempre pedía la ayuda de sus compañeros”, asegura.
“David se subió a la balanza por primera vez y para resultar más liviano se sacaba la cadena y luego se cortó las uñas, las patillas, la barba y luego todo lo demás. Para que se subiera a la balanza se tomó una hora”, recuerda el entrenador italiano.
“Cuando se subió a la balanza y tenía el peso correcto sus compañeros empezaron a gritar y a cantar. Fue a su casillero mientras los otros se pesaban, sacó una bandeja de pastelitos con crema de chocolate. Ofreció a todos y comió al menos cuatro delante mío”, explica.
La provocación estaba clara. “Señor, yo tengo el peso correcto, puedo hacerlo”, dice Spalletti que fue la respuesta de Pizarro. Una vivencia que refleja la gran relación que llevaba el Fantasista con su entrenador.
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