Un verdadero escándalo en mundo de los árbitros del fútbol chileno se desató tras la revelación periodística de la presente edición de revista Tribuna Andes, en la que se asegura que hubo presiones “desde Santiago” para el cobro del penal que definió la liguilla de promoción entre Huachipato y Copiapó y ratificó la permanencia de los acereros en Primera División.
El reportaje de Danilo Díaz hace un detallado relato de los hechos del 26 de enero pasado, cuando el árbitro Francisco Gilabert sancionó un lanzamiento penal por supuesta falta de Diego García sobre Walter Mazzanti, que el VAR pidió desestimar, pero que el juez confirmó tras casi tres minutos de incómodo diálogo.
De acuerdo a la crónica, una serie de “audios particulares de árbitros (…) dan cuenta del irregular actuar que habría tenido un integrante de la comisión de arbitraje, acusándolo de llamar a Mario Vargas -inspector de los jueces en terreno- para que el equipo referil observara la ‘sujeción’ y recomendara que Gilabert mantuviera la decisión inicial”.
La sujeción es una supuesta toma de camiseta que Javier Castrilli advierte en un video posterior, en el que valora la valentía de Gilabert de haber ratificado su primera decisión, pese a que el VAR claramente le indicó lo contrario antes de que tuviera un sospechoso cambio de parecer.
El video que reveló la ANFP sobre el procedimiento es bastante decidor. “Evalúa también arriba, el tema de la camiseta, el forcejeo”, le pide Cristián Droguett a Gilabert desde el VAR, el mismo que dos minutos antes estaba seguro de lo contrario. “Perfecto, voy con penal”, contesta el árbitro central.
De acuerdo a la revista, los audios aseguran que al réferi “no le pareció infracción, pero ante la insistencia y la intempestiva modificación de criterios de sus compañeros del VAR, entendió que tenía que cobrar penal, con sensación de no pitar lo que él pensaba”.
El resto del artículo cuenta con las versiones de los implicados, que desconocen la denuncia e incluso, en el caso de Mario Vargas, no recuerdan su participación en los hechos. Francisco Gilabert lamenta mucho la polémica.
“Me equivoqué en la evaluación de una jugada puntual y lo pagué caro. Al revisarla cometí un error, pero esto es un trabajo en equipo. Los más perjudicados fueron mi familia y yo”, reacciona el juez que ahora estará en el ojo del huracán.