Javier Castrilli está empecinado en mejorar el arbitraje chileno para darle más ritmo a los partidos. Desde que llegó el año pasado ha hecho modificaciones e intenta darle tiraje a las nuevas generaciones, para conseguir elevar el nivel de un referato muy cuestionado.

De hecho en su Twitter citó a Nicolás Maquiavelo a propósito de estas modificaciones que está implementando. "No hay nada más difícil de emprender, más penoso de conducir o más incierto en su éxito que introducir un nuevo orden de cosas, porque el innovador tiene como enemigos a aquellos que han prosperado en la vieja situación y sólo como tibios defensores a los q pueden beneficiarse de la nueva", contó.

Parte de este pensamiento es lo que se le ocurrió hacer con los jueces de ahora en adelante. Esto porque premiará a quienes dirijan de manera excelente y sin necesidad de ir al VAR, para así darle continuidad al juego.

Según una carta que dio a conocer La Tercera, a los árbitros se les informa que "a partir de la sexta fecha del Campeonato Planvital, aquellos árbitros/as que resuelvan exitosamente situaciones sin la asistencia del VAR, tendrán un incremento en su nota hasta en 0,5 puntos dependiendo de la complejidad del encuentro y las situaciones observadas".

De esta manera habrá una presión extra al trabajo que realicen tanto para el árbitro central como para quienes estén en la caseta revisando las jugadas por televisión, pues deberán llamar a su colega en caso que el error sea flagrante, pata no perjudicar su evaluación.

Una idea que, además, devuelve la esencia de la utilización de esta herramienta. En los dos años que se ha usado en el fútbol chileno hay muchas jugadas evidentes que no se cobran sabiendo que hay un respaldo tecnológico, y aunque se resuelva de buena forma le hace perder sentido al juego.

Un ejemplo es la expulsión en el último Superclásico de Camilo Moya, donde Roberto Tobar no expulsó al jugador de la U de manera inmediata siendo muy evidente la patada y debió ser ayudado por el VAR.