Universidad Católica se enfrenta a una dura decisión luego de que se conociera la acusación de violencia intrafamiliar que pesa sobre su jugador Jeisson Vargas, quien fue denunciado por su esposa, tuvo que abandonar su hogar y tiene prohibición de acercarse a la vivienda desde el 23 de marzo.

La UC ha estado en la vanguardia en la defensa de los derechos de las mujeres. No solo introdujeron las primeras camisetas femeninas, con colores en tonalidad rosa, sino que además emplazaron a la ANFP por medidas que atendieran la violencia de género.

El 8 de marzo pasado, en una carta enviada a Quilín, Cruzados pidió perfeccionar el reglamento en cuanto a esta temática, incorporando pasajes que aludan explícitamente a “ejecutar cualquier tipo de violencia física, sexual y psicológica” y además “ingresar lienzos de carácter (…) misógino y participar en cánticos de esa connotación”.

Según comunicó entonces la UC, las medidas buscan incentivar “la integración de las mujeres a los espectáculos de fútbol profesional” y además pide que se judicialicencomo de “abuso sexual” por parte del Ministerio Público.

Toda una contradicción con el comportamiento de Vargas, quien no solo podría tener las sanciones que la ley exige para estos casos, sino que también sumar un llamado de atención por parte de Universidad Católica, en consecuencia con su posición frente a la violencia de género.