Corría 2001 y Marcelo Ríos, ex número uno del mundo, vivió una noche que nadie en el circuito ATP olvidaría.
Tras caer ante Juan Carlos Ferrero en el Masters 1000 de Roma, el chileno salió a divertirse y terminó detenido.
Una pelea con un taxista y dos policías lo puso al borde de ser suspendido, incluso del próximo Roland Garros.
El inicio del escándalo de Marcelo Ríos
Después de perder en segunda ronda en Roma, Ríos se dirigió a un nightclub junto a otros cuatro acompañantes.
La situación se descontroló cuando un taxista denunció que había sido golpeado.
La policía intervino y, según los informes, Marcelo atacó a dos oficiales, en un episodio que incluyó cargos por resistencia y lesiones a funcionarios públicos.

Marcelo Rios en el Australian Open 2002 (Getty Images).

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La reacción de la ATP
Mark Miles, entonces director ejecutivo de la ATP, pidió una investigación inmediata. La intención era reunir todos los hechos para evaluar posibles sanciones.
La situación fue aún más incómoda porque un oficial de la ATP estaba presente durante los hechos, aunque no se presentaron cargos en su contra.
Una carrera volátil
Ríos, de 25 años, venía de un año difícil: tras tres temporadas en el top 10, descendió al puesto 37 por lesiones.
Aunque había ganado el Qatar Open en enero, sumaba solo cinco victorias en 15 partidos en la temporada.
La frustración acumulada parecía reflejarse en aquel enfrentamiento fuera de la cancha.

Marcelo Ríos en Roland Garros 2003 (Getty Images).

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Entre gloria y polémica
El Chino había alcanzado la final del Australian Open 1998 y conquistado torneos como Indian Wells, Key Biscayne y Roma.
Sin embargo, su carácter temperamental y sus actitudes poco amables con colegas y prensa ya le habían valido el premio “Prix Citron” tres años consecutivos, otorgado al jugador con peor actitud o más antipático durante el torneo.
Así, la noche en Roma se sumó a esa imagen de genio talentoso y volátil que marcó su carrera.