Una desconocida confesión realizó Juvenal Olmos tras su paso como entrenador de la Selección Chilena para las Eliminatorias al Mundial de Alemania 2006, pues admitió que el apodo de “perro verde” le trajo serios problemas psicológicos.

En conversación con La Tercera partió admitiendo que “pisé el palito de la vanidad, del poder, de la soberbia, de creer que esa selección era mía, porque era el responsable. Con los años miro que los técnicos que son así encuentran un choque con la opinión de cualquier persona (…) Me pilló medio adolescente en mi formato para poder desarrollarme”.

Además, tuvo palabras sobre el apodo de “perro verde”, el que lo ha perseguido durante varios años en su vida como entrenador. “El tema del Perro Verde es empujado por mi amigo Bonvallet, pero no es inventado por él. Viene de la Unión Española, en las pretemporadas. Siempre fui amante del coaching y en las pretemporadas yo les ponía pre-pretemporadas, que eran tres días en el Cajón del Maipo donde íbamos a acampar, hacíamos fogatas, trabajo en equipo, para entender el funcionamiento y a esos jugadores en facetas diferentes, para tener mejor respuesta y alguien le puso que las pretemporadas del profe Juve eran más raras que un perro verde”.

En la misma línea, complementa que “el apodo de Perro Verde nace sin ser un componente peyorativo. Después se va dando esta separación”, situación que se marcó más en su paso por la Roja.

“En ese tiempo llega mi hija llorando del colegio, no quiere ir más y me dice que le gritan que su papá es un perro verde (…) mi mujer también tuvo dificultades y me abrí a cosas que no me abría antes, esto me provocó una crisis de pánico que tuve que tratar con profesionales de la psicología. Veía a dos personas en la calle y pensaba que me iban a pegar, me empecé a quedar en mi casa, no quería salir”, confesó.

Recordemos que la campaña de Olmos al mando de la Selección Chilena fue entre 2003 al 2005, que dirigió en 25 partidos oficiales, ganó en siete y empató y perdió en nueve ocasiones.