¿Por qué lo tenían afuera? Eduardo Vargas no solamente hizo uno, sino que dos goles en el empate entre el Atlético Mineiro y el próximo rival de Colo Colo por Libertadores, Fluminense.
¡Pero si Eduardo Vargas ni siquiera entró de titular! Pues, para que vean la proeza conseguida por el delantero del Galo. Turboman empieza a tapar bocas en Brasil y, de pasada, le da la razón a Ricardo Gareca, que lo llamó a la selección cuando ni siquiera Dani Colett daba un peso por él.
Entró en el minuto 73′ cuando el Flu ya había dado el golpe. El elenco de Río de Janeiro, local, se había puesto por encima en el marcador cuando apenas iban cuatro minutos de juego. Marquinhos se escapo por la derecha y mandó un centro rasante que Germán Cano solamente tuvo que empujar con una barrida.
Y además había aumentado la diferencia en el minuto 61, cuando, tras una mala salida del portero, el balón terminó en los pies de Renato Augusto, quien definió sin problemas ante el achique del guardameta.
Llega Turboman y cambia, todo cambia
La entrada de Eduardo Vargas resultó eficaz y eso quedó demostrado a solo segundos de su ingreso. El chileno entró en remplazo de Hulk y apenas pisó la cancha recibió un pase profundo que concretó en gol (73′).
Descuento, pero aún no suficiente. Es por eso que el Mineiro se fue con todo arriba. Guilherme Arana mandó un centro al área a los 79′ y Eduardo Vargas, cuan experimentado goleador, cabeceó poniendo el empate.
Son 129 minutos los que ha jugado Edú en los últimos tres partidos. El chileno ya había anotado un tanto ante Cuiabá, en el triunfo por 3-0 del Mineiro. Con este doblete, consigue la marca de un gol cada 43 minutos en sus últimas tres presentaciones.
Además, Eduardo Vargas le demuestra a Colo Colo cómo es que se hacen las cosas. El ex Universidad de Chile le marcó al próximo rival del Cacique, ante el cual los dirigidos por Jorge Almirón no pueden sino buscar sumar.
Atlético Mineiro se posiciona como segundo en la tabla del Brasileirao, aunque con un partido más que la gran mayoría de los equipos. No obstante, es un buen comienzo para el Galo. Y, también, un buen presagio para Eduardo Vargas.