Bojan Krkic es de esos jugadores que asomaron en su momento como una de las jóvenes promesas del fútbol mundial pero que al poco tiempo se terminaron perdiendo en el olvido.

Surgió del Barcelona y rápidamente se le apodó como el nuevo Messi, sin embargo no pudo convivir con esa presión y luego una carrera plagada de lesiones y problemas emocionales, terminó por retirarse a los 32 años, luego de un paso por el Vissel Kobe, donde volvió a compartir cancha con Andrés Iniesta.

Se dice que anotó más de 900 goles en las divisiones inferiores del Barca, y sus primeras temporadas fueron bastante prometedoras. Sin embargo, quedó opacado por la época dorada de los catalanes, donde despuntaron jugadores como Lionel Messi, David Villa, Pedro y Alexis.

De hecho, precisamente la llegada del Niño Maravilla fue clave en que Bojan no siguiera en el club de toda su vida. A sabiendas de que Pep iba a apostar por el chileno, al jugador de origen croata lo mandaron a la Roma a cambio de 12 millones de dólares.

A partir de ahí su carrera nunca fue la misma, "con 17 años mi vida cambió por completo, mi cuerpo me dijo que parara". El Milan, el Ajax de Amsterdam, Stoke City, Mainz, Stoke City, Alavés, Montreal y Vissel Kobe, fueron sus posteriores destinos.

¿Qué he aprendido de la vida? El momento de marchar del Barça fue muy doloroso, pero el hecho de hacerlo, de cerrar una puerta y abrir otra, te abre las puertas al mundo, a nuevas emociones. Me quedo con eso", señaló.

La presión de ser sindicado como el nuevo Messi lo afectó al punto de que comenzó a sufrir crisis de pánico. Por lo mismo, en algún punto aprendió que debía convivir de otra forma con la alta competencia, mucho más relajada. Algo que afectó su potencial, pero que salvó su salud mental.