Pese a que se levantó el paro de árbitros, y la ANFP tomó la decisión de despedir a Javier Castrilli y toda su comisión, la crisis del referato en Chile no tiene fecha de término aún.

La semana pasada el fútbol nacional recibió un bombazo, porque un audio del juez Francisco Gilabert dio a entender que él junto a sus compañeros del VAR recibieron presiones desde "Santiago", para cobrar un penal a favor de Huachipato ante Deportes Copiapó, en la Liguilla de Promoción.

La situación generó un terremoto en el balompié nacional, y el primer despedido y apuntado fue Castrilli, quien perdó su trabajo junto a toda su comisión. El sheriff grita inocencia y lo quiere demostrar.

El argentino ha usado su cuenta de Twitter para dar a conocer su situación actual, donde publicó un mensaje donde dice que pone a disposición de la ANFP su teléfono celular para que sea investigado, lo mismo que sus ex colaboradores.

"Pongo a disposición de la ANFP, en forma voluntaria, mi teléfono celular y el de los miembros de la Comisión despedida con el detalle de todas las llamadas efectuadas y recibidas en el día y horario durante el desarrollo del partido", escribió el transandino.

Luego, apuntó a los jueces que estuvieron en el polémico partido: "Los árbitros en cuestión (Francisco Gilabert y Cristián Droguett) deben hacer lo mismo".

La crisis arbitral no tiene fecha de fin, pero Castrilli insiste en demostrar su inocencia.