Roger Federer es sinónimo de perfección en el tenis. Su elegancia en la cancha y su estilo limpio lo convirtieron en un ícono del deporte. Pero ni siquiera él escapó de la lucha por la mejora constante.
En 2016, cuando ya tenía una vitrina repleta de trofeos, confesó que había un problema que llevaba 25 años intentando perfeccionar. Y lo más curioso: nadie lo habría notado.
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El problema que Federer quería mejorar a toda costa
A pesar de que su revés a una mano es considerado uno de los más estéticos y efectivos de la historia, Federer no estaba del todo conforme. Durante un entrenamiento previo al Australian Open 2016, sorprendió al revelar que seguía trabajando para mejorarlo.
“He estado intentando arreglar mi revés durante 25 años, así que seguiré intentándolo”, dijo entre risas.
Lo cierto es que ese revés, que para muchos era una obra de arte, fue clave en su regreso triunfal en 2017, cuando ganó el Australian Open ante Rafael Nadal. Parecía que ese ajuste final había dado frutos justo a tiempo.
Roger Federer posa con Rafael Nadal tras ganar el Open de Australia 2017 (Getty Images).
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Federer, un perfeccionista incansable
Si algo caracterizaba a Federer era su búsqueda de la excelencia. Incluso cuando el mundo entero lo veía como un tenista impecable, él seguía encontrando detalles por mejorar.
No es casualidad que Nadal y otros jugadores hayan destacado su revés como uno de los mejores del circuito.
Esta anécdota no hace más que reafirmar lo que ya se sabía: Federer no solo fue grande por su talento, sino porque nunca dejó de buscar la perfección.
