El puesto de mediocampista central ha sido todo un dolor de cabeza para el entrenador de Chile, Reinaldo Rueda. Su decisión implacable de restar del equipo a Marcelo Díaz, hombre que cumplió esa función en las exitosas Copas América 2015 y 2016, trajo consigo la búsqueda inmediata de un reemplazante.

Como Gary Medel actuaba en esa posición en el Besiktas, en un principio el cafetalero optó por el Pitbull para ser su número 6, y así también darle tiraje a la pareja de altos centrales compuesta por Enzo Roco y Guillermo Maripán.

El rendimiento de Roco fue decayendo, por lo que no le quedó otra que mover a Medel a la zaga y comenzar a probar otros volantes para ese lugar.

A Rueda le gustaba mucho Lorenzo Reyes, volante dúctil que luego de jugar en Universidad de Chile emigró a Atlas, donde se lesionó gravemente perdiendo chanche para el equipo que viajaría a Brasil a defender el campeonato.

Justo en ese momento comenzó a destacar Erick Pulgar en el Bologna, otro jugador del gusto del colombiano, y al que le hizo seguimiento desde que llegó.

 

Rueda apuesta por Pulgar, pero tiene dudas: el antofagastino no ha logrado refrendar en la selección el nivel que exhibe semana a semana en Italia, donde además de su regular rendimiento se ha transformado en un eximio ejecutor de pelotas paradas.

Por eso, el cuerpo técnico tiene una tarea especial con el ex mediocampista de la UC: hacerle sentir que no sólo es el volante de contención de Chile para la actual Copa América, si no que será dueño de esa plaza, en al menos ocho años más.

Los líderes del camarín como Arturo Vidal y el propio Gary Medel, se han encargado de traspasarle tranquilidad y confianza para que realice el juego que viene haciendo en el Bologna, y están seguros que Pulgar rendirá y será pieza clave en el andamiaje de esta selección.