Novak Djokovic vivió, probablemente, el momento más duro de su carrera hace un año. El 17 de enero, tras una serie de idas y vueltas, fue deportado de Australia producto de falsificar información en su pasaporte sanitario para evitar tener que vacunarse contra el Covid 19.

El tenista serbio no pudo jugar en el Abierto de Australia y además le fue negado el acceso al país por dos años. Su situación, a lo largo del 2022 fue modificándose legalmente producto de la flexibilización de las medidas Covid en la isla y finalmente Djokovic podrá jugar el primer Major del año.

No se trata de un torneo cualquiera para el ex número 1 del mundo, ya que busca ganar su décimo Abierto de Australia, además de igualar la cifra de 22 grandes ganados por Rafael Nadal, aunque se asoma como una tarea para nada fácil pensando en el nivel de jugadores que buscarán la corona.

Pero principalmente para Djokovic se trata de una revancha en suelo australiano a un año de la humillación que recibió debido a su inflexible postura en torno a las vacunas, algo que a un año de ocurrido, sigue sin mostrar arrepentimiento.

"Lo que pasó hace 12 meses no fue fácil de digerir durante un tiempo,  pero fue una valiosa experiencia de aprendizaje", expresó.

Además, agregó que "al mismo tiempo, tuve que seguir adelante y ese acontecimiento y esas circunstancias no reemplazarán lo que he vivido en Melbourne (anteriormente) y en Australia a lo largo de mi carrera".

Además, cerró diciendo que "obviamente fue decepcionante dejar el país de esa manera. Es un país en el que he tenido un éxito tremendo en mi carrera, sobre todo en Melbourne".

Djokovic, actual 5 del ránking mundial, se encuentra jugando la United Cup. Certamen previo al Abierto de Australia, que reune a los y las mejores tenistas del mundo en el primer certamen de la historia que reparte puntos WTA y ATP en simultaneo.