La historia marca que cuando Julián Álvarez nacía en Córdoba, en el año 2000, Marcelo Salas era uno de los mejores delanteros del mundo. El Matador vivía su consagratoria segunda temporada en la Lazio de Italia y poco después la Juventus pagaría casi 30 millones de euros para evitar que el Matador se fuera al Real Madrid. Un crack.
Los tiempos han cambiado y mucho y quizás Álvarez no conozca al dedillo la carrera del temuquense, pero lo cierto es que ambos saltaron a la fama mundial con la camiseta de River Plate y que ambos hablan el idioma universal del gol. Por eso, el histórico delantero chileno no guarda elogios al hablar del joven delantero de la selección argentina.
En diálogo con Betsala, Marcelo Salas alabó al ariete recientemente adquirido por Manchester City. “Tengo una opinión muy positiva de Julián Álvarez. Lo vi un par de veces en vivo, en Buenos Aires y en Santiago contra Colo Colo y la verdad es que es muy interesante”, le concede el Matador al temible Araña.
En el pormenor, el ex goleador histórico de la selección chilena demuestra que ha seguido la carrera de Álvarez.”Es un jugador rápido y inteligente. En su comienzo en Manchester City hizo un par de goles, como que pareció que se estaba adaptando bastante y después perdió un poquito de continuidad”, reconoce.
$bp(“Brid_69554929”, {“id”:”6121″,”width”:”100%”,”height”:”270″,”video”:”1194777″});
Sin embargo, el Matador cree que el escenario de Qatar 2022 puede ser perfecto para que Julián vuelva a repetir lo que mejor hace: goles. “Es muy peligroso, porque siempre está muy cerca del gol y puede ser una pieza importante en la selección argentina”, grafica el ex delantero de Universidad de Chile, River, Lazio y Juventus.
¿Carreras paralelas? Ojo, que Salas y Álvarez tienen casi la misma cantidad de goles en River (48 el chileno y 54 el argentino), partidos jugados (116 y 122), títulos largos (cuatro y seis) y precio de venta (20,4 y 27 millones de dólares). Como para que los argentinos se ilusionen con un Julián gravitante en el Mundial, como el Matador en Francia 1998.
COMENTARIOS