La vida de Pablo Jerez hasta los 21 años la habría querido cualquiera. Integró y jugó en el Boca Juniors de Carlos Bianchi con el que ganó un Torneo de Apertura argentino, la Copa Libertadores, la Copa Sudamericana y hasta la Copa Intercontinental en 2003, cuando el elenco xeneize batió en penales al poderoso Milan de Italia.

Sin embargo, el promisorio lateral no pudo sostener el rendimiento e inició un largo peregrinaje en su país. Colón, Tigre, Huracán, Olímpo, Camioneros, San Martín de Burzaco, Deportivo Merlo y Midland en su país. Aunque el mayor desafío estuvo en su vida íntima.

 

"En 2004 me pasó algo muy grave, nació mi hija con muchísimos problemas. Tuvo meningitis, le produjo hidrocefalia y una gran infección. Nos dijeron que iba a quedar postrada en una cama, en estado vegetativo. No dije nada en el club, estaba en un buen momento, pero mi cabeza no estaba en orden y fui decayendo", reconoció en entrevista con TyC Sports.

A partir de ese minuto, la pequeña se convirtió en tema central para la vida del trasandino. Hoy está muy cerca de colgar los botines y por los apuros económicos derivados de los tratamientos médicos. tuvo que desprenderse de todos los recuerdos de la soñada etapa en Boca Juniors.

"Estoy al borde del retiro y el gremio solo acapara a los futbolistas activos. Se nos va a venir una jodida. Tuve que vender las camisetas para apaciguar los remedios de mi hija", reconoció el ex jugador boquense. Una historia que estremece y que golpea a uno de los actores de la época dorada del elenco xeneize.