Pelé. El fútbol hecho hombre, el hombre hecho gol. El primer ídolo eterno y universal del deporte rey. A los 82 años, O Rei es un suspiro de vida atado a un ventilador, una silueta que completaron sus hijas en una imagen que aprieta las millones de gargantas que una vez corearon sus glorias. Edson Arantes do Nascimento lucha en la cama de un hospital.

El cáncer de colon declarado en 2021, que este año se extendió al intestino delgado, el hígado y los pulmones; ha mantenido al ídolo en cuidados intensivos. Y cuando la prensa brasileña comenzaba a preparar un próximo adiós, cayó una imagen en redes sociales. Sólo eso, nada de tranquilidad ni alivio. Sólo la constatación de que sigue entre nosotros.

"Seguimos aquí, en la lucha y en la fe. Una noche más juntos", expresa el posteo que subió Kely Nascimento a su cuenta de Instagram, donde aparece abrazada a su padre y su hermana Flavia descansando en un sillón adjunto, en uno de los cuartos del Hospital Israelita Albert Einstein de Sao Paulo.

El mensaje de Kely Nascimento sobre la salud de Pelé conmovió al mundo

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Los rumores sobre la salud de Pelé
 

Después del mensaje de su hija Kely, llegaron las especulaciones. Que Pelé vive sus últimos días, que ni la recuperación dejará a O Rei como lo recordamos, que todo es parte de la preparación de una despedida histórica para el héroe de todos los tiempos del fútbol brasileño y del mismo país de los pentacampeones.

Es que todo parece pequeño al lado del atleta más dominante del Siglo XX: anotó 1.284 goles en su carrera (757 en partidos declarados como oficiales), ganó tres veces la Copa del Mundo (Suecia 1958, Chile 1962 y 1970), dos ediciones de la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental, y seis ligas de Brasil con el Santos.

Por eso, la vigilia de Navidad tendrá un oído puesto en Brasil. Así como un día y siendo niño, después de escuchar por radio la final del Mundial de 1950 que perdió la Verdeamarela ante Uruguay, le dijo a su padre que todo iba a estar bien: "No te preocupes, yo ganaré la Copa del Mundo". Cómo no creer en su lucha y en su fe.