Un verdadero giro ha tomado la investigación por la trágica muerte del futbolista Emiliano Sala, el 21 de enero pasado al caer el avión que lo trasladaba a Cardiff para su presentación con el equipo de la Premier League.

La justicia británica asegura que el motor del avión sufrió una pérdida de monóxido de carbono, que pudo hacer que el piloto David Ibbotson perdiera el conocimiento en pleno vuelo, para desplomarse sobre el Canal de la Mancha.

Por esta razón, la familia del futbolista solicitó formalmente a través del estudio de abogados que lo representa, Hickman & Rose, que se sacara la avioneta siniestrada del fondo del Canal de la Mancha, hasta donde solo se alcanzó a través de robots y drones, no buzos.

La respuesta dejó un manto de dudas, ya que por un tema de costos la justicia dictaminó que no era necesario sacar el avión del fondo marino y que con los antecedentes que se habían recabado era suficiente.