Este martes la selección de Hungría empató 0-0 frente a Irlanda en un amistoso previo a la Eurocopa jugado en el estadio Szusza Ferenc de Budapest.

Antes del pitazo inicial, como ya es costumbre, el equipo visitante se arrodilló en señal de rechazo al racismo, un gesto que tomó fuerza en Estados Unidos, luego de la muerte de George Floyd.

Los jugadores de la selección húngara se quedaron de pie, tal como instruyó la Federación Húngara de Fútbol para sus jugadores, pues considera que aquel gesto es una protesta política.

Increíblemente la hinchada húngara comenzó a pifiar a los irlandeses por el gesto en una imagen que dio la vuelta al mundo.

Este jueves el primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, señaló: "Si eres huésped en un país, debes entender su cultura y no provocar al anfitrión".

Luego, afirmó: "Los húngaros se arrodillan en tres situaciones: ante Dios, ante la patria y cuando piden matrimonio. Ese gesto no se entiende en Hungría".