Bayern Múnich, el flamante nuevo campeón de Champions League, es mayoritaria de sus socios, quienes ostentan el 75,1% de la propiedad del club, convirtiéndose en un modelo envidiable para otros equipos del mundo.

La gran final de Liga de Campeones entre PSG y los bávaros enfrentaba dos realidades diametralmente opuestas: los parisinos están al mando de un fondo qatarí que se nutre del petróleo, mientras que los de Múnich descansan en manos de sus afiliados.

Según los reportes oficiales del departamento de prensa de clubes, Bayern Múnich cuenta con 293.000, quienes cuentan con voz y voto gracias a la regla 50+1 de la Bundesliga.

 

En 1998, la Federación de Fútbol de Alemania dio paso a las sociedades anónimas públicas o privadas en el fútbol germano, y en ese contexto, la conocida popularmente como la "norma antijeques", vino a proteger los intereses de los afiliados.

El 50+1 establece que para que un club pueda obtener una licencia para competir en la división de honor germana, el equipo en cuestión debe de tener la mayoría de sus propios derechos de voto, es decir, debe de estar en posesión del club el 50% +1 voto.

 

 

La normativa no sólo busca favorecer a los aficionados, sino también a los propios clubes de los inversores externos que puedan llegar a desvirtuar la realidad de la liga con montos descuadrados de dinero.

Actualmente, los socios del Bayern Múnich son dueños del 75,1% del club, y por increíble que parezca, patrocinadores como Allianz, Adidas y Audi se reparten el resto, quedando con un porcentaje de 8,33 cada uno.

 

En caso de que, por ejemplo, los socios controlaran un menor porcentaje del Múnich, esto no significa que las marcas puedan aspirar a mucho más, dado que la regla les impone un tope máximo de un 10%.

Eso sí, la normativa tiene algunas honrosas excepciones, como por ejemplo el Bayer Leverkusen de Charles Aránguiz, cuyo mayor inversor (Bayer) pudo tomar control del club tras haberlo apoyado por más de 20 años de manera ininterrumpida.

En una liga con un crecimiento tan grande como es la Bundesliga, la "norma antijeques" resulta vital no sólo por temas de amor a los colores, sino para garantizar que los miembros del club conserven el control general sin miedo a caer en manos de externos.

Hace dos años, en 2018, el el director general de la Bundesliga, Christian Seifert, intentó abolir la regla del 50+1, pero chocó de frente con las asociaciones de hinchas que no estaban dispuestos a caer en manos de mecenas.

 

La principal motivación de Seifert para abolir la norma se basaba en la supuesta pérdida de competitividad que acechaba a los clubes germanos en comparación con otros grandes de Europa.

Afortunadamente para la tradición de la liga alemana, la asamblea general de la competencia votó a favor de mantener la normativa, y con el 50+1 vigente, Bayern Múnich demostró a Seifert y al mundo que un club controlado por sus socios puede llegar a los más alto, y que los inversores extranjeros no son la única respuesta para un fútbol competitivo.