Últimos instantes de Colo Colo ante Peñarol. Un triunfo impensado después del resultado y el fútbol del Cacique en el primer tiempo. Pero hubo una figura que cruzó los 90 minutos y fue nada menos que Gabriel Suazo. La noche del zurdo de 23 años.

Y no era sencillo. Condenado por su polifucionalidad y exponiéndose como lateral izquierdo ante la emergencia, Suazo había perdido norte después del receso. Pero volvió a su posición original y recuperó el brío extraviado para aliviar al Cacique.

En la primera fracción estuvo dispuesto a correr para desactivar el circuito de Terans, Torres y Piquerez; y lo consiguió con el correr de los minutos. Pero quedó en deuda para la salida, en un mediocampo albo que no encontró caminos para los delanteros.

 

En la segunda fracción, ya sin el apoyo de Carlos Carmona, Suazo se tomó el interior izquierdo y comenzó a ganarle el quién vive a Walter Gargano. Encontró en Leonardo Valencia a un aliado para progresar en la cancha y llegó al gol.

Una asociación entre Marcos Bolados y Leonardo Valencia permitió que Pablo Mouche recibiera con el espacio necesario para enviar el centro. Esteban Paredes queda pasado, pero Suazo cerró la pinza y acertó el empate frente a Kevin Dawson.

El gol lo gritó con la vida en el silente Monumental. Y Colo Colo calentó el alma hasta que alcanzó el gol del triunfo, obra de Esteban Paredes. Suazo se volvió caudillo en el centro del campo y terminó arriesgando el físico ante los uruguayos.

"Desde pequeñito me enseñaban ese lema 'de atrás pica el indio'. Me enseñaron a dar la cara y aquí estoy. Voy a tratar siempre de ir hacia adelante, dejar la vida, y ganar para conseguir los tres puntos", explicaba Suazo hace una semana. Sabía de lo que hablaba.

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