La historia de Mauricio Viana es conocida. Nació en Brasil, casi no recuerda a su padre y regresó con su madre a Chile, con el apellido de origen paulista. Creció en Limache, se probó en Everton y las cosas no salían como quería, hasta que lo llamaron de Santiago Wanderers e inició una linda carrera, que incluye pasos por Jaguares en México y Alianza Lima en Perú.

Hoy está en Puerto Montt, luego de que en el puerto le dieran la espalda al término de la última campaña. Pero volvió a la palestra gracias a Colo Colo y la necesidad de un nuevo portero que reemplace a Brayan Cortés, operado de meniscos y que estará al menos un mes de baja. El elegido debía ser chileno y estar habilitado para el Campeonato Nacional.

Sorprende que el cuadro popular se fije en un arquero de Primera B, y no por la única vez que ganó con Wanderers en el Monumental en 2020. El recuerdo se remonta mucho más atrás, quince años atrás, en el punto de inflexión de Marcelo Bielsa para el fútbol chileno. La personalidad del joven portero quedó en el disco duro de uno que ronca en Macul.

En 2007, Daniel Morón trabajaba con los arqueros de la Roja cuando el Loco llegó a Juan Pinto Durán. El Loro hoy es gerente deportivo del Cacique y recordó a Viana de esos años, cuando el rosarino pidió un grupo de sparrings y el jugador quedó como anillo al dedo, por personalidad y condiciones.

 

No es el único que lo recuerda. El preparador de porteros de Gustavo Quinteros, Jorge Martínez, también estaba en esos días en la Roja y calentaba las manos de Viana, Cristopher Toselli, Ignacio Hasbún, Gregory Saavedra, Fabián Cerda, entre otros. Ese mismo contingente estuvo bajo la batura de Ivo Basay en la selección Sub 20 a partir de 2008.

Basay y Morón siguieron juntos y se reencontraron con Viana en Wanderers, entre 2012 y 2014. El arquero reconoce eso marcó su carrera. "Fue fundamental, me hizo ser más responsable pero a través de otra escuela. Basay me sacó del equipo, me maltrató al principio. En vez de echarte para abajo te enseñaba el camino", explicó en 2016.

La dupla Basay-Morón fue clave, después de la batuta de Arturo Salah. "Era otro método, más efectivo y rápido, lo entendí mejor. Aprendí sobre responsabilidad, cumplir horarios. Antes yo tomaba el fútbol con ligereza, creyendo que con lo bueno que era me alcanzaba… y no era así", aseguraba el arquero de 32 años.

"Llegar hora y media antes al entrenamiento me iba a servir sólo a mi. Ahora llego antes. En mi última etapa en Wanderers era el primero en llegar, y último en irse. El último año me saqué la chucha, eso me hizo salir al extranjero", valora Viana, cuyo compromiso en ese entonces quedó para siempre en la retina de Morón y hoy es pasaporte para su arribo a Pedrero.

Puerto Montt juega esta noche ante Rangers por el campeonato de Primera B. Luego Viana quedará a disposición del Cacique, que espera concretar con él su primera incorporación para el segundo semestre. En la emergencia, el recuerdo que dejó en Macul fue fundamental para que diera un impensado salto en su carrera.