Hasta el martes en la noche, Colo Colo contaba con que Leonardo Valencia se sumaría como su último refuerzo. Tenían todo acordado con un contrato por tres años hasta que apareció una cláusula inesperada: su representante, Fernando Felicevich, propuso que a los 12 meses podían pagar 500 mil dólares para llevarse al ex Palestino y Universidad de Chile. Si el Cacique quería impedirlo, debía pagar el mismo monto.

Ahí se pudrió todo. Colo Colo consideraba que ya estaba invirtiendo suficiente en el futbolista para que quedara con el pase en su poder como para invertir 500 mil dólares más. Y se cayó de manera definitiva a menos de 24 horas del cierre del libro de pases.

Blanco y Negro quedó contra la espada y la pared y ahí apareció el nombre de Martín Rodríguez. El jugador dijo que si lo ofrecían a Chile, sólo volvería a Colo Colo. Activaron el negocio, llegaron a acuerdo rápidamente pero la tarea no era sencilla: debían presentar antes de las 18:00 horas documentación del jugador, su nuevo contrato de trabajo, el Certificado de Transferencia Internacional (CTI) y el finiquito que debían enviar de Pumas UNAM.

“Estaba todo listo, al punto que después del acuerdo con Colo Colo, la Universidad de Concepción preguntó por el jugador y le dijeron que ya tenía club. Pumas mandó los papeles, pero en Colo Colo lo demoraron en enviarlos a la ANFP y quedaron fuera del plazo”, comentó un conocedor de la operación a El Mercurio.

Otra fuente, esta vez desde el Monumental, apuntó a la publicación que el representante, Sergio Gioino, no alcanzó a llegar a tiempo al darse todo de manera tan abrupta. “Volvía de un viaje de Estados Unidos y llegó una hora tarde”, anotó el matutino.

Con esto, Colo Colo se quedó sólo con Iván Rossi como refuerzo, quien llegó tras la lesión de Carlos Carmona. En cuanto a salidas, perdió al titularísimo Esteban Pavez y también a José Aguilera, que fue al banco en algunas ocasiones y se fue a préstamo a Deportes Puerto Montt y a Agustín Orión, quien terminó su contrato de manera anticipada.