Finalizamos esta serie de reportajes llamado “un amor redondo y ovalado”, que en su primera parte recorrió la estrecha relación entre el fútbol y el rugby en la historia, posteriormente la sana y leal rivalidad entre Mario Salas y el Kaki Hörmann, para seguir conMilovan Mirosevic y Gonzalo Villagra.
En esta última entrega,conoceremos la historia de Claudio Borghi y su hijo Filippo: un portentoso jugador del club Old Reds de la máxima categoría del rugby chileno y que le contagió al “Bichi” su amor por la ovalada. Además, a modo de cierre nombraremos a otros reconocidos futbolistas que jugaron rugby en su juventud y, viceversa, destacados rugbistas que tenían condiciones y talento de sobras para dedicarse al fútbol profesional.
Esta serie de notas están preparadas porJorge Andrés Aldunate Infante, periodista de laAsociación de Rugby Santiago (Arusa).
El sábado 17 de agosto del año 1996 Claudio Borghi, en ese entonces “10” de Audax Italiano, agarró la pelota en mitad de cancha del viejo estadio Playa Ancha y se fue al ataque del arco de Santiago Wanderers. Francisco “Kaki” Hörmann -exrugbista que en ese entonces las oficiaba como un férreo defensa caturro- lo salió a cortar pero quedó pagando ante el enganche mágico del “Bichi”. El campeón del mundo con Argentina en 1986 prosiguió su carrera hacía el pórtico caturro y, con una sutileza espectacular, definió al ángulo ante la mirada desesperada del golero Rodrigo Cuevas. Golazo del año que aún es recordado en las huestes audinas y porteñas y significó el triunfo 3-4 de la visita en Valparaíso.
(Revisa desde el minuto 8:17 el golazo en el viejo Playa Ancha)
Tras su retiro en Santiago Wanderers el año 1998, el también campeón de la Copa Libertadores con Argentinos Juniors (1985), de la Recopa Sudamericana con Colo-Colo (1992) y de clubes de la talla de River Plate -club con el que entró a la historia del fútbol chileno cuando el 4 de septiembre de 1988 ante el local Universidad Católica marcó el primer gol de la historia del mítico estadio San Carlos de Apoquindo-, Independiente de Avellaneda, Flamengo de Brasil y AC Milan de Italia, además de Unión de Santa Fe, Huracán y Platense de Agentina; Neuchatel Xamax, de Suiza y O’Higgins de Rancagua.
Tras su retiro como futbolista, Borghi se desempeñó como entrenador de la Universidad de Las Américas para el año 2002 dar el salto al fútbol profesional como DT de Audax Italiano. Sin embargo, fue en Colo Colo donde cosechó sus mayores alegrías siendotetracampeón (Apertura 2006, Clausura 2006, Apertura 2007 y Clausura 2007). También dio la vuelta olímpica como coach de Argentinos Juniors (2010), además de pasos por las bancas de Independiente (2008), Boca Juniors (2010), la selección de fútbol de Chile (2011-2012) y la Liga de Quito (2016).
Años después -y ya sin tanta exposición mediática sobre su figura- al argentino se le empezó a ver fin de semana tras fin de semana al borde de la cancha en distintos partidos de rugby organizados por Arusa. ¿La razón? El Bichi iba y sigue yendo a ver a su hijo Filippo, un robusto primera línea de Old Reds.
Y si bien Pipo, como llaman cariñosamente al hijo de Claudio Borghi,sí hizo inferiores en Unión Española y Audax Italiano, su porte, fuerza y, sobretodo, la posibilidad de poder seguir con sus estudios, lo hicieron optar por la ovalada por sobre la redonda, deporte donde fue seleccionado juvenil y actualmente sigue jugando a gran nivel en el equipo de los exalumnos del colegio Redland: club de la primera división del rugby chileno.
“Mi hijo Pipo juega rugby de niño fue al Redland, colegio que tiene como deportes base el volleyball y el hockey para las chicas y el fútbol y el rugby para los chicos. Y si bien él sí jugaba fútbol y como a las 13 años me preguntó si podía ir a probarse a algún lado. Por su puesto yo no lo acompañé, fue solo, y llegó con la noticia de que había quedado en las inferiores de Unión Española. Considerando que yo venía de ese mundo, con mi señora quedamos un poco preocupados por el tema de los estudios. Y si bien Filippo sí tenía condiciones para jugar al fútbol, al poco tiempo bajó las notas porque ir a entrenar y estudiar no es algo fácil, y de a poco él solo se desencantó del fútbol, a pesar de que también probó en Audax Italiano y Boca Juniors”, reveló Claudio Borghi.
“Pipo se dio cuenta solito que el fútbol no era su mundo, no era lo que él esperaba, así que encaminó su vida con respecto a lo deportivo en el rugby, cosa que como familia no nos sorprendía porque había jugado de chico. Y bueno, nosotros como familia quedamos muy contentos por su decisión. El fútbol y el rugby son mundos paralelos pero diferentes en cuanto a los objetivos que se siguen. Así, cuando salió del colegio llegó a Old Reds, empezó a jugar con los chicos que conoce desde el colegio, algunos más grandes, otros más chicos, y a partir de ahí comenzó a forjar su pasión que es el rugby”, prosiguió Borghi.
En cuanto a los valores que el deporte de la ovalada a su hijo, el Bichi en enfático en señalar que “estoy muy contento que mi hijo complemente sus estudios de arquitecura y diseño con un deporte tan lindo como el rugby. Estamos contentos como familia porque la transfirió a Filippo valores como el trabajo en equipo, compromiso, lealtad, amistad, que si bien también los entrega al fútbol no era compatible jugar profesional con estudiar como sí lo es jugar al rugby y estudiar. El rugby es un deporte muy leal y nosotros como familia estamos encantados de que lo practique”.
En cuanto a Filippo, el hijo del Bichi rememoró recuerdos de niñez cuando su padre aún era futbolista y destacó lo importante que ha sido en su pasión por el rugby: “Si bien no lo vi en el apogeo de su carrera, cuando chico tuve la fortuna de ver jugar a mi viejo cuando ya se aproximaba su retiro como futbolista profesional. Yo nací en Rancagua cuando mi papá era jugador de O’Higgins. De niño lo puede ver jugar en Audax y Wanderers y ya más grande pude seguir su carrera como entrenador”.
A la hora de hablar de las virtudes de su padre, Pipo no tiene dudas: “Aél siempre lo vi como un referente y un ídolo, no solo como jugador donde fue campeón del mundo y de la Libertadores, sino también como persona. Tengo mucha suerte de tenerlo como papá, por el lado deportivo me enseñó un montón de virtudes que apliqué en el rugby como el tema del liderazgo, la importancia de hacer equipo, el tema de compartir. Tuve la suerte que de chico siempre me metió a muchos camarines. Fui a muchas pretemporadas con varios de los equipos en los que jugó y fue técnico y gracias a eso conocí a tremendos jugadores como Matías Fernández, Juan Román Riquelme, ChupeteSuazo, Arturo Vidal, Alexis Sánchez. Sin embargo, son sus consejos, conversaciones y el apoyo incondicional a lo que hago es lo que más valoro no solo de él, sino de toda mi familia los que han sido un apoyo grandísimo en mi vida”.
“A diferencia de otros padres, usualmente mi papá me acompaña a casi todos mis partidos. Si bien este último año ha estado con mucha pega, es él el que me llama para saber donde jugamos el fin de semana y nos acompañaba en Santiago, Concepción, Viña del Mar, al Seven de Reñaca o adonde fuese. Y no solo eso, ahora él es que me llama a mi cuando juega Chile, por ejemplo este año siguió con entusiasmo toda la campaña de los cóndores en los distintos campeonatos de sevens. También cuando están dando un partido internacional entre dos selecciones poderosas por la televisión me llama para que lo vaya a ver con él. Ahora que se viene el mundial no tengo dudas de que sí o sí se va a ver todos los partidos. Mi papá no es solo un hincha gigante de Old Reds, sino de todo rugby chileno y mundial”, comentó Pipo.
Otros casos de futbolistas-rugbistas y viceversa
Antes de concluir la cuarta entrega del reportaje que une al fútbol con el rugby, no podemos dejar de nombrar a destacados futbolistas que jugaron rugby en su juventud y, a la inversa, tremendos rugbistas que cuando niños deslumbarban con la redonda en sus pies.
En el primero de los casos caben nombres como el de los ex Craighouse Rainer Wirth, Roberto Bishara , el ex Grange José Lafrentz y los gemelos del Wenlock School Tomás y Matías Yoma: estos últimos si bien no alcanzaron a debutar profesionalmente hicieron inferiores Universidad Católica -club donde años antes brilló su tío Pablo Yoma-, eran una verdadera pesadilla para sus rivales de la generación 2003 que debían enfrentarlos en los campeonatos de fútbol y de rugby de la Asociación de Colegios Británicos de Chile.
En tanto, entre los proyectos de futbolistas que finalmente se decidieron por la ovalada destacan los casos de Francisco Leyton y Benjamín Omegna, ambos de Old Mackayans RFC y que durante su etapa escolar fueron destacados cadetes de Everton. El “Rucio” Leyton, arquero que incluso formó parte del primer equipo de Santiago Wanderers en la temporada 1997, pero sobretodo el “Benja” Omegna, que las oficiaba de delantero en las cadetes ruleteras, tenían condiciones de sobra para dedicarse al fútbol rentado. Sin embargo, su amor por la ovalada fue más fuerte. Y el tiempo los recompensó, pues ambos fueron piezas fundamentales para que el equipo de la camiseta a cuadros se consagrara campeón de Chile respectivamente en las temporadas 2000 y 2008 con ambos consiguiendo patadas fundamentales en las respectivas finales que les tocó disputar y festejar: ante Stade Francais (2000),en el caso de Leyton, y frente Universidad Católica (2008), en el caso de Omegna.
Por último, otro tremendo jugador con pasado futbolero es Germán Herrera. El penquista debe tener el récord como el rugbista chileno que más clubes ha defendido. A saber: Los Troncos, Old Johns, Rucamanque, Old Mackayans RFC, Viña Rugby, Old Navy, Stade Francais, Dundalk (Irlanda), Peterborough (Inglaterara), además la selección chilena tanto de quince como de seven. El formado en The Wessex School alcanzó a formar parte del plantel profesional de la Universidad de Concepción, pero su amor por la ovalada pudo más y actualmente sigue jugando a gran nivel en Old Johns: el león de El Venado que juega en el Top 8 del rugby chileno.
¡Que viva el fútbol y que viva el rugby!