Poco duró la experiencia de Marcelo Ríos como entrenador de elite. El Chino no alcanzó a completar dos meses como entrenador del prodigio chino Juncheng Shang antes de ser despedido en medio de la enésima polémica que recorre la carrera del ex número 1 del tenis mundial.

En diálogo con La Tercera, el Zurdo de Vitacura dirigió todos sus dardos al padre del jugador que llegó a esar 195° en el Ránking ATP con sólo 17 años. "Yo creo que esta fue una decisión del papá. No fue decisión de Jerry. Aparte la mamá y el papá se agarran todo el día y eso le hace mal al pendejo", explicó Ríos Mayorga.

"No sé qué mierda hablarán, pero sé que la mamá estaba bien contenta. Le dije a Jerry que lo conocí súper poco y al papá que no podía ser que todo el día anduviera peleando. Se sale de sí, empieza a gritar o se va a la chucha. Es una cultura muy difícil", aseguró Ríos, que alcanzó a sumar diez victorias y dos derrotas con su pupilo.

"Es súper difícil convivir con ellos, no estoy dando excusa de nada, pero que me echen y me digan ‘hicimos cuatro primeras rondas, la raja’. Pero el tipo hizo dos finales y está 190. Entonces, por resultados no pueden huevear. Pero da igual. A mí no me influye. Yo te digo la verdad: no lo estaba pasando bien con el viejo", sentenció el ex tenista nacional.

El choque de mentalidades
 

Pese a la residencia de Juncheng Shang y Marcelo Ríos en Estados Unidos, el binomio no pudo sobrellevar las diferencias culturales, especialmente en la frontalidad y el esfuerzo que requería el joven tenista para su progresión. Según el Chino, esa fue la clave del término de la relación.

"Me siento tranquilo, porque lo ayudé. Que haya subido del 380 al 190 es un paso grande, y si ellos quieren un hueón más pajero al lado, perfecto. Pero yo no voy a transar. Yo estoy acá para ser top ten, no para ser 150 o 200. Es muy talentoso, juega muy bien, le falta mucho que aprender, pero es muy pajero. Es muy cómodo", profundizó el zurdo.

"Le decía que entrenáramos en la tarde y no quería, me decía que tenía que hacer físico. El pendejo es la raja, le falta cambiar esa mentalidad y ser un perro en la cancha. Si realmente se sacara la chucha, puede ser muy bueno", subrayó Ríos.

“Le pregunté a Jerry si le gustaba el tenis, y me dice 'sí'. '¿Pero te gusta mirarlo o te gusta lo que va detrás?', le contesté. Y me pregunta qué es lo que va detrás, y yo le respondo que es sufrir, pasarlo mal, acalambrarte, preparación física... Me responde que sí, pero dándome a entender que no conoce ese mundo y no lo quiere conocer", lamentó.

Por eso, la experiencia se quedó a poco de comenzar. "Esa es la única manera. Te contaba que le pedí videos a (Carlos) Moyá de (Rafael) Nadal entrenando o, incluso, a (Carlos) Alcaraz, para que viera la actitud de ellos. Jerry, no. Se queda parado, mirando que pasen los puntos. No tengo explicación. Yo creo que es por eso", completa el mejor tenista chileno de la historia.