El Mundial de Qatar 2022 ha estado lleno de polémicas. Algunas han ocurrido dentro de la cancha, pero la gran mayoría han sucedido fuera de ella, siendo una de las más grandes la que tiene relación con los hinchas locales. Pues bien, ahora se confirmó que muchos de ellos estaban “comprados”. Aunque cueste creerlo.
Así al menos lo revela una investigación del periódico británico The Times, donde detallan que los cataríes pagaron para contratar fanáticos de cuatro países distintos con la misión de reflejar un masivo apoyo a la selección organizadora de la Copa del Mundo de la FIFA. Sencillamente vergonzoso.
Vergüenza Mundial
Nos encantaría decir que se todo se trata de un chiste, pero no es así, es realidad de la más cruda. Aunque nos averguence decirlo, el país anfitrión de la cita planetaria desembolsó un buen billete para tener “fanáticos” en las gradas. Algo que de todas maneras no les sirvió ya que en sus tres partidos de la fase de grupos perdieron y se convirtieron en el peor anfitrión de la historia de los mundiales. Donde además los “verdaderos seguidores” abandonaron antes de los pitazos finales.
El informe advierte que fueron 1.500 las personas “adquiridas” para que los dueños de casa pudiesen tener una barra alentándolos permanentemente. Eso sí, no era al lote, ya que tenían obligaciones. La verdad, dos en específico: ponerse la camiseta de los cataríes y estar apoyando al equipo desde el pitazo inicial al final.
Según el reporte, individuos de Líbano, Egipto, Argelia y Siria se trasladaron en avión con todos los gastos pagados para decir presente en los partidos ante Ecuador, Senegal y Países Bajos. Aunque bueno, no les sirvió absolutamente de nada.
Los verdaderos hinchas cataríes, no los comprados, dieron de qué hablar por abandonar los partidos de su selección antes del final. | Foto: Getty
Ahora sí, nos encantaría poder decir que eso es todo, pero todavía hay más. Los “hinchas comprados” arribaron a Qatar a mediados de octubre, y tras eso los pusieron a aprenderse el himno nacional del país de Medio Oriente con clases especialmente dedicadas a eso, donde también los hacían practicar otros cánticos.
¿La recompensa? Dinero, alojamiento gratuito, alimentación y entradas para los partidos fueron parte de lo que recibieron por su labor.
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