Y un día pasó. Diego Armando Maradona, el genio del fútbol mundial, falleció a los 60 años producto de un paro cardiorrespiratorio. Un nuevo contratiempo de salud del que ahora no pudo salir.
La última complicación de salud del 10 data de principios de noviembre, cuando fue intervenido de su cabeza por un hematoma subdural encontrado en medio de chequeos y del cual se había recuperado de manera satisfactoria en lo inmediato.
Finalmente, este 25 de noviembre, Diego Maradona falleció en su residencia en Tigre, donde se había trasladado tras la operación. Su corazón no aguantó más.
Según medios argentinos, llegaron hasta nueve ambulancias hasta el lugar e intentaron reanimarlo sin éxito, declarándose su fallecimiento a casi un mes de haber cumplido las seis décadas de vida.
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Al momento de su deceso, Diego Maradona era el entrenador titular de Gimnasia y Esgrima de La Plata, club con el cual se paseó por Argentina siendo homenajeado con un trono en distintas canchas.
La conmoción rápidamente recorrió Argentina y el mundo, sin dar crédito a lo que sucedía por más que los antecedentes apuntaban a lo inevitable.
Diego y una vida por y para el fútbol
Diego Armando Maradona nació en 1960 en el barrio de Lanús, y desde pequeño abrazó el fútbol como gran herramienta que le permitiría salir de la pobreza junto a su familia. Con un talento poco habitual, no extrañó su prematuro debut oficial con 16 años.
Luego de una aparición estruendosa con la camiseta de Argentinos Juniors en 1976, y su paso a Boca Juniors en 1981, saltó a Europa con la camiseta de Barcelona. Pero su verdadera consagración llegaría en 1986 con la selección argentina.
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Vistiendo la Albiceleste, el Barrilete Cósmico el mejor gol de la historia ante Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México, que luego haría suyo con la consagratoria final ante Alemania.
El Pelusa pudo repetir la hazaña cuatro años más tarde, cuando perdió la definición ante la escuadra germana. En 1994, en tanto, fue suspendido tras arrojar positivo en un control de antidopaje.
A nivel de clubes, la gloria llegó en Italia, específicamente en la localidad de Nápoles, que convirtió en epicentro del calcio con dos títulos de la liga italiana, uno de la Copa Italia y la Copa UEFA en 1989.
Sus últimos años los vivió en una carrera como entrenador que estuvo lejos del lucimiento que tuvo como jugador. Tras sus inicios en Mandiyú de Corrientes (1994) y Racing de Avellaneda (1995), saltó a la selección argentina en 2008 y llegó al Mundial de Sudáfrica.
Luego protagonizó experiencias en Emiratos Árabes Unidos y México, antes de recalar en Gimnasia y Esgrima de La Plata, cuadro que le permitió vivir sus últimos días de vida empapado de fútbol argentino.
Descansa, Diego. Eterno respeto.