Tras cinco años en prisión, Luciano Cabral se reencontró con el fútbol. El volante nacionalizado chileno, condenado en 2018 por un homicidio, recuperó su libertad en octubre del año pasado y fichó por Coquimbo Unido, donde ahora tiene la posibilidad de rearmarse junto a su familia.
En conversación con Las Últimas Noticias, el jugador aurinegro comentó cómo ha sido su vida en la IV Región junto a su esposa y sus dos hijos. El nacido en Mendoza afirmó que evaluó varias posibilidades luego de salir de la cárcel y que eligió venir a Chile para la tranquilidad de su familia.
“En Coquimbo me han tratado muy bien, estoy contento por todo lo vivido. Cuando salí en libertad analizamos propuestas con mi representante que, por suerte, había varias, y la idea siempre fue rehacer todo con la familia. Poder sacarlos del momento que viví, llegar a un lugar donde estar tranquilos y mentalizarme en jugar al fútbol. Tomé la decisión de venir a Chile”, comentó.
“Me vine a Coquimbo en pleno verano, me recomendaron que asegurara un departamento antes de las fiestas de fin de año. Era la primera vez que las íbamos a pasar bien, tranquilos y juntos. Mi señora es mi novia de siempre, nos casamos hace poco en Chile para sellar este momento”, siguió.
“Con Micaela nos tocó vivir buenos momentos, luego muy malos momentos y ahora estamos felices. Eso me da fuerza para hacerlo mejor, dentro y afuera de la cancha. Lo sucedido nos marcó a los dos. Hay un antes y un después. Nos encaminó. Los veo felices a ellos, a mis hijos, mi señora, y quiero seguir esforzándome y que esa alegría la sigan teniendo siempre”, continuó.
Además, habló de su tiempo en la cárcel. “Siempre traté de ocupar mi tiempo en diferentes cosas para no aburrirme. Traté de entrenar a diario. Tenía mi rutina también para trabajar, leer y compartir con la gente que me rodeaba. Mantuve eso porque sabía que se me abriría una puerta para una segunda oportunidad”.
“Viví todas las situaciones que uno pueda imaginar. Algunas graves y otras no tanto. Siempre estás al límite de lo complejo, pero uno no se ha dedicado toda la vida a hacer daño. Fue una situación de la vida y el comportamiento personal ayuda. Me fueron conociendo más como persona que como jugador y eso generó un respeto grande desde la autoridad a los otros internos”, continuó.
“Esto es algo que me ha marcado a mí y a mi familia, dejarlo atrás sería mentirnos a nosotros mismos, pero no es algo que está todo el tiempo boicotéandome en la cabeza. Lo tengo para refrescar la memoria de dónde vengo, qué es lo quiero y las cosas que debo hacer para seguir creciendo, ayudando a mi familia y seguir disfrutando de eso”, cerró.