Huachipato dio uno de los fuertes golpes al mercado chileno al hacerse con los servicios de Jaime García como entrenador. Los acereros apostaron por el DT de 47 años, esto luego de su irregular paso por Santiago Wanderers en el 2024.
De cara a lo que será este desafío en el sur, García le mandó un palo a la dirigencia caturra, al afirmar que acá podrá trabajar tranquilo al hacerlo sin tanta crítica a su gestión.
En charla con Cooperativa Deportes, el DT chileno aseguró que “estoy contento. Cuando creen en ti y te dejan trabajar tranquilo no hay mucha crítica al momento de asumir. Mantengo la misma esencia desde Ñublense, pero he ido mejorando detalles que el fútbol te lo pide”.
“Huachipato es un equipo joven, didáctico, flexible y se somete al buen toque basado en un ataque vertiginoso. Es un equipo que viene de salir campeón, por lo que me voy a tener que acomodar a ellos”, agregó.
En ese sentido, García sostuvo que “todavía soy ese entrenador que prefiere guiar al jugador. En esta época quieren todo rápido, confundiendo los roles. Se les da muy fácil todo y creen que el técnico tiene por obligación colocarlo, pero no me rijo por esa estructura”.
Jaime García y su crítica al fútbol joven
El ahora entrenador de Huachipato también entregó su visión sobre el fútbol formativo en nuestro país, afirmando que “abajo falta madurez. Cuando tienes 20 millones de habitantes y una camada de 50 jugadores algo raro está pasando. Los chicos no se están desarrollando y llegamos con jugadores desarmados desde la sub 14 hacia arriba”.
“Por más que nos abastecemos, hay una sequía de jugadores y en algún momento se va a estancar. En estos cinco días que estuve en Huachipato noté que tienen el 50 por ciento de los jugadores a la selección, pero llegan pocos al primer equipo”, añadió.
Para reforzar su idea, declaró que “quieren ser futbolista antes de estudiar, pero no se puede. El equipo debe preocuparse que se termine su escuela o universidad. Llegan a los 17 años y la formación es horrible, por lo que los jugadores parten a préstamo en distintas divisiones hasta llegar recién a los 25 listos para competir”.
Al término, recordó su experiencia con Alexander Aravena, señalando que “él era respetuoso, no tenía techo para entrenar y nos quedábamos esa media hora más para mejorar. Siempre con disposición y nunca con arrogancia. Cuando lo sacaba me preguntaba ‘¿Qué me faltó o necesito mejorar?’ y nunca me dijo ‘¿Por qué no me dejas jugar?”.