Antonio Conte es reconocido como un técnico dogmático, que prácticamente no se mueve de un sistema con tres defensores, cinco mediocampistas y dos delanteros. Por eso, la sorpresa de toda Italia en la victoria de Inter sobre ACMilan por cuartos de final de la Copa Italia (2-1).
El técnico lombardo se vio apurado por el resultado, que favorecía inicialmente a los rossoneri con anotación de Zlatan Ibrahimovic. Y en la segunda fracción movió la pizarra con un cambio que pasó de los nombres a los cimientos de su planteamiento.
Ya era novedosa la presencia de Alexis Sánchez como titular, actuando como segunda punta junto a Romelu Lukaku. Arturo Vidal se posicionó sobre la izquierda para romper la asociación entre Diogo Dalot,Soualiho Meité yAlexis Saelemaekers.
Y después del entretiempo, abajo en el marcador, Conte apostó a la renovación táctica, con el ingreso de Achraf Hakimi por Matteo Darmian, que había tenido un PT de espanto. Ahí vino el cambio táctico que remeció el partido.
Con la ausencia del expulsado Zlatan, Milan sólo retuvo a Ante Rebic en punta. Por tanto, Conte desarmó la línea de tres, puso a Hakimi y Aleksandr Kolarov por las bandas y luego hizo ingresar a Lautaro Martínez por Iván Perisic.
Así se plantó el 4-3-1-2 absolutamente novedoso para los nerazzurri, con actuación protagónica de Alexis flotando entre la línea media y los dos de ataque, y Vidal como interior por la izquierda. Una revolución para un técnico tan ortodoxo.
Entonces el resultado pasó a depender de la efectividad del ataque interista y la inspiración de Ciprian Tatarusanu, que atajó todo menos dos tiros al ángulo: el penal de Lukaku y el brillante tiro libre de Christian Eriksen en los descuentos.
Inter terminó jugando con ocho jugadores de ataque, con el ingreso de Ashley Young por Kolarov, en una de las versiones más osadas de Conte en nerazzurro. Un sueño inesperado para los tifosi queel tiempo dirá si fue fugaz o no.