Cristián Paulucci llegó en silencio a Chile al equipo de “cazatalentos” de Universidad Católica en 2011. Tras una temporada, se devolvió a Argentina y Luis Marcoleta lo “rescató” para llevarlo de asistente a San Marcos de Arica, tras lo cual volvió a San Carlos de Apoquindo al área de scouting. Eso hasta 2019, cuando con Gustavo Quinteros pasó a integrar el cuerpo técnico del primer equipo. Repitió con Gustavo Poyet y, tras la salida del uruguayo, Cruzados le entregó la confianza y devolvió con triunfos y su primer título, la Supercopa ante Ñublense.
El argentino se ha ganado el cariño de los hinchas de la UC y fue el más ovacionado en la premiación, lo que provocó su emoción. “Lo que llevo en la Católica ya superó todo lo que había ganado, esto es un sueño. Me vine hace 10 años buscando una oportunidad y dejé cosas de lado. A mi hijo. Se lo dedico a él. Tuvo que sufrir mi lejanía, a mi esposa que está en Santiago, a mis viejos, mi familia en Argentina. No me quiero olvidar de la oportunidad que me dio el club cuando vine al área de scouting. Después me volví a Córdoba y el profe Marcoleta, que es una persona muy especial, me fue a buscar con dos dirigentes. No me puedo olvidar de ellos. Hoy estoy acá por todos ellos. Soy una persona agradecida y no me quiero olvidar de nadie”, dijo a TNT Sports.
El “pelado termo”, como le dicen de cariño los Cruzados por su carácter duro en la cancha, agregó que “ahora disfruto de esto. Sé que vienen dos semanas súper difíciles, pero quiero disfrutar. Si hace 10 años hubiera dicho que quería ser entrenador de Católica me decían loco. Fui detrás de mi sueño, luché, me preparé, estuve con gente que me hizo crecer. Le agradezco a todos ellos y tengo que seguir aprendiendo. Siento que soy nuevo más allá de los años que llevo, tengo que aprender un montón”.
Finalmente, Paulucci resaltó que “la metodología creo que es importante. Más de un jugador ya lo ha comentado, les sienta bien. La cercanía creo que es importante, el conocimiento, saber qué pedirle a uno u otro. Darles libertades, ser ofensivo. Hay muchas cosas. Pero no soy nadie para decirlo, tienen que decirlo los jugadores”.
“Me siento cercano a los jugadores. Tengo cercanía con todo el mundo. Me enseñaron a mirar a los ojos, a respetar, a saludar. Eso es bueno siempre que uno lo administre bien. Busca el bienestar en el staff y en el grupo de jugadores”, remató.