Universidad Católica vivió una pesadilla este sábado, cayendo por 2-1 ante O’Higgins en la séptima jornada del Campeonato Nacional, sumando su cuarta derrota consecutiva y generando gran preocupación en la antesala del Clásico Universitario ante Universidad de Chile.
Los cruzados llegaron a El Teniente con la urgencia de ganar tras los tres porrazos al hilo sufridos ante Palestino, Cobresal y Everton. Sin embargo, todo fluyó como película de terror para los de Cristián Paulucci.
Facundo Castro aprovechó un feo error de la zaga cruzada y a los 15′ de partido puso el 1-0, para luego repetirse el plato a los 39′ y poner las cosas 2-0 para el Capo de Provincia, elenco que venía de perder por 5-0 en la fecha pasada.
El tetracampeón del fútbol chileno no supo reaccionar y algunos de los jugadores comenzaron a desesperar. Demostración de aquello fue el codazo propinado por Ignacio Saavedra a Facundo Barceló, lo que le valió la roja a los 42‘, dejando a la UC con diez.
En el complemento los cruzados intentaron alzar el nivel, aprovechando el cansancio y desorden de los comandados por Mariano Soso, y por algunos pasajes pareció que el monarca vigente lograría marcar diferencias.
A los 53′ apareció Fernando Zampedri y con un golazo descontó para el 2-1, dándole a la Católica la esperanza de remontar el complejo partido en Rancagua.
Pese a los esfuerzos la anhelada igualdad nunca llegó, y aunque O’Higgins bajó considerablemente su nivel en los veinte minutos finales, el pitazo final fue implacable y a los 90+7′ decretó el triunfo celeste.
Con este resultado Universidad Católica cae el octavo puesto de la tabla de posiciones con apenas nueve puntos, generando gran preocupación de cara al Clásico Universitario ante Universidad de Chile, duelo que se jugará luego del parón por las Eliminatorias sudamericanas.
O’Higgins, por otro lado, escala al quinto escalón de la clasificación con once unidades, olvidándose de la goleada sufrida ante Curicó Unido y volviendo a los abrazos a costa del alicaído tetracampeón del fútbol chileno.
¿Podrá la UC levantar cabeza, Redgoleros?