House of the Dragon estrenó este domingo el esperado final de su segunda temporada, en donde el capítulo estuvo cargado de predicciones y visiones que adelantan lo que podría pasar en las futuras sagas de la historia.
Una de ellas está relacionada con Aemond, quien llegó al balcón de la Fortaleza Roja para pedirle a Helaena que vuele con él a Harrenhal, en donde ella le dice que lo vio quemando a Aegon II durante la cruda batalla en Rook’s Rest. A pesar de que él lo niega, Halaena lanza una impactante predicción.
“Aegon será rey nuevamente. Aún no ha visto la victoria. Se sienta en un trono de madera. Y tú… estarás muerto. Serás absorbido por el Ojo de Dios y no volverás a ser visto”, señaló, revelando que acorde a su pronóstico, Aegon no solo se recuperará de sus heridas, sino que volverá a la lucha por el poder, y que la muerte de Aemond se produciría en un gran lago que queda al sur de Harrenhal y que lleva ese nombre por la isla que queda al medio, lo que tiene forma de pupila.
Debido a esta revelación, muchos seguidores se preguntan qué ocurre en los libros con el personaje y que tan precisa es la predicción de Halaena.
¿Cómo muere Aemond en Fuego y Sangre?
La serie de HBO se basa en los libros de George R.R. Martin “Fire and Blood”, por lo que es posible adelantarse a algunos sucesos que podrían retratarse en pantalla. Sin embargo, también podrían producirse modificaciones en la historia, como ocurrió con Sangre y Queso.
En los libros, Aemond muere en batalla sobre el lomo de su dragón Vhagar, en donde se enfrenta a Daemon y Caraxes. Ambos se persiguen en sus dragones sobre el “Ojo de Dios”.
Los dragones quedan malheridos y Caraxez se aferra a Vhagar, lo que le da la oportunidad a Daemon de saltar de su dragón, arrancar el caso de su rival y apuñalarlo en su ojo ciego.
Ambos caen en el Ojo de Dios. Caraxes llega a la orilla antes de morir, pero el cuerpo de Daemon no es encontrado.
Mientras que años después, el cuerpo de Aemond y el cráneo de Vhagar son encontrados en el fondo del lago, en donde sus huesos siguen encadenados a la silla de montar del dragón y la daga sigue clavada en el ojo.