Uno de los fenómenos más enigmáticos del universo son los agujeros negros, donde la gravedad es tan intensa que ni siquiera la luz puede escapar. Su impacto es tal, que han capturado la imaginación de científicos y entusiastas del espacio durante décadas.
Ahora, gracias a los avances en la simulación computacional de la NASA, se puede vislumbrar con mayor claridad lo que podría ser la experiencia de ser absorbido por uno de estos gigantes cósmicos
¿Cómo sería ser absorbido por un agujero negro?
Gracias a una nueva simulación de la NASA, las personas pueden sumergirse en el horizonte de sucesos, el punto de no retorno de un agujero negro, que abarca aproximadamente 25 millones de kilómetros, es decir cerca del 17% de la distancia de la Tierra al Sol.
En el video que puedes ver a continuación, una cámara cruza el horizonte de sucesos de un monstruoso agujero negro muy parecido al que se encuentra ahora mismo en el centro de la Vía Láctea. Lo rodea una nube de gas caliente y brillante llamada disco de acreción, junto con unas estructuras brillantes llamadas anillos de fotones. Y en el fondo se aprecia el cielo estrellado.
A medida que la cámara se acerca al agujero negro, el brillo del disco de acreción y de las estrellas se amplifica. El agujero llena rápidamente la vista, mientras el disco, los anillos y el cielo se distorsionan cada vez más, formando varias imágenes a medida que la luz atraviesa el espacio-tiempo deformado.
Ya en el horizonte de sucesos, el espacio-tiempo fluye hacia el interior a la velocidad de la luz. Y una vez dentro, la cámara y el espacio-tiempo se precipitan hacia el centro del agujero, un punto unidimensional llamado singularidad, donde las leyes de la física dejan de funcionar como las conocemos.
Una vez que se cruza el horizonte, la destrucción de la cámara por espaguetización está a solo 12,8 segundos de distancia. La espaguetización es un fenómeno en que un objeto se estira como fideos al acercarse al agujero, puesto que la gravedad en uno de sus extremos es mucho más fuerte que en el otro extremo.
Así, comienza el tramo final del viaje, que acaba en un abrir y cerrar de ojos.