Iván Zamorano es conocido en todo el mundo como uno de los grandes cabeceadores en la historia. Es verdad: Bam Bam está lejos de la calidad técnica de las grandes estrellas del balompié, pero muchos de ellos seguramente le envidiaron más de algo al ex delantero chileno.

Zamorano no sólo tenía un remate letal con la frente, sino que también saltaba como pocos y se sostenía en el aire mucho más que el resto. Pero esa característica del ex capitán de la selección chilena no es sólo producto de una habilidad innata.

“Todos nacimos con una virtud, por ejemplo, la tuya, Luka (Tudor), era el drible, pasarse a los jugadores. Yo no tenía esa habilidad. Pero sabía perfectamente de pequeño que tenía el cabezazo y me di cuenta a los 12 ó 13 años, que todos me decían: oye, viste cómo te quedas en el aire”, dijo Bam Bam a Los Tenores de Radio ADN.

Agregó que “poco a poco me di cuenta que sí y tenía que atacar mis fortalezas. Con eso yo sabía que si trabajaba bien podía marcar diferencia. Me quedaba hasta dos horas después de los entrenamientos para practicar el cabezazo”.

Y sentencia: “en las divisiones inferiores de Cobresal me quedaba con mi entrenador, Reinaldo Hoffman, tirándome centros contra el arquero de mi categoría. Esas pelotas se mojaban un poquito y eran pesadísimas. Quizás eso me ayudó mucho a fortalecer el cuello. Todo el trabajo que hice valió la pena”.