El día 4 de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tenía marcada la participación de Simone Biles, quien iba a liderar a Estados Unidos en la final de la gimnasia artística por equipos pero las cosas no salieron bien pues luego de su primer salto en el potro se retiró del evento y no compitió más.

En un principio se explicó que la razón había sido una lesión pero conforme pasaba la competición quedaba claro que se trataba de un fuerte ataque de ansiedad por parte de la atleta. En cámaras se pudo ver una conversación con una compañera de equipo en la que le confesaba: "no puedo subir", afirmó.

 

Tras todo lo sucedido y con el equipo norteamericano llevándose la plata al quedar por detrás del Comité Olímpico de Rusia, la estrella de la gimnasia mundial se abrió con lo que le sucedía. "Desde que entro a escena, estoy yo sola con mi cabeza, tratando con demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi salud y mi bienestar", afirmó a AP.

Es por eso que tomó la decisión de dar un paso al costado y dejar que sus compañeras se hicieran cargo de la prueba. "Tengo que hacer lo que es correcto para mí y enfocarme en mi salud mental, no poner en mi peligro mi bienestar", puntualizó.

Biles aún tiene la posibilidad de brillar en la final individual, en la que clasificó a los cuatro aparatos este jueves 29 de julio, pero aún no tiene claro si participará. "Físicamente estoy bien, en forma. Emocionalmente, varía de acuerdo al tiempo y el momento. Venir a los Juegos Olímpicos y ser una de las estrellas no es fácil, así que intento vivir un día a la vez", indicó.