Decían que el VAR venía a resolver las injusticias en el fútbol. Pero, detrás de toda tecnología, siempre hay un humano y cuando no analiza equilibradamente las jugadas puede pasar lo que sucedió en la final de la Copa Asia entre Qatar y Jordania.
El árbitro Ning fue a revisar cada jugada polémica a favor del elenco local, mientras que la vara para medir no fue la misma cuando se trato de decisiones que podían ayudar a los jordanos.
Desde ya, decir que Qatar haya ganado con tres penales, dos cobrados por el VAR y uno más milimétrico que el otro, es un poco polémico. Pero, si bien hubo en cada una de esas jugadas contacto, cuando Ning tuvo que echar al portero qatarí, por una fea falta fuera del área, simplemente lo desestimó.
Además, la segunda y la tercera revisión de los penales fueron, por lo bajo, decisiones que pueden ser puestas en tela de juicio. El penal del 2-1, una entrada que se puede discutir; el cobro del 3-1, anulando un offside que ni siquiera mostraron mucho en televisión.
¿Cómo fue la final?
La final fue apretada y de pierna fuerte. Desde un comienzo, Qatar demostró que haría valer su localía, no tan sólo por los cobros favorables del referi, sino, principalmente, por un público que hacía rugir el estadio.
Los primeros veinte minutos, completamente desbalanceados a favor del local. Afif, delantero y figura de los qataríes, llegaba profundamente y con peligro al arco jordano, que resistía los embates.
Todo cambió, precisamente, al minuto veinte, cuando Afif se escapaba y fue derribado en el área, ante lo cual el juez chino decidió pitar el penal. Desde los doce pasos, la figura qatarí no falló. Y para añadir espectáculo, tuvo una celebración que dejó a todos locos (21′).
La reacción de Jordania recién comenzaría en la segunda parte. De hecho, los veinte primeros minutos del complemento fueron un monólogo de los del país al este del río Jordán. Tanto así que Barsham, portero catarí, se alzó en figura, sacando incluso una media chilena del central Al-Arabi.
Segunda mitad
Al minuto 66′ llegó el empate. Centro desde la derecha que recibe muy solo Al Naimat, quien tuvo el tiempo de bajarla, pensarla y mandarla al fondo de las redes con un fuerte remate. Partido empatado con poco menos de 25 minutos de juego por delante.
Allí llegaron las decisiones polémicas. Primero, fue una entrada sin balón, en el área, que dividió a comentaristas e hinchas del fútbol. Para el árbitro Ning, tras revisión en el VAR, fue penal y, nuevamente, Afif lo cobró por gol (73′).
Una salida del portero Barsham, que fue una clara y violenta falta, quedó sin castigo según el criterio del árbitro, que ni siquiera sacó la amarilla. Sin embargo, sí fue minucioso a los 90+2′, cuando anuló un fuera de juego (habilitaba misteriosamente con la punta del codo el defensa jordano) y fue a revisar el VAR para cobrar penal. El 3-1 lo puso Afif, quien celebró con los tres dedos al cielo.
Bicampeonato para los últimos anfitriones de la Copa del Mundo, que logran revalidar lo hecho en Emiratos Árabes en 2019. Eso sí, esta vez con mucha polémica.