Gimnasia perdió ante Universitario en la última fecha de la fase de grupos de la Copa Sudamericana. El cuadro trasandino cayó así hasta el último puesto del Grupo G y firmó su eliminación de la competencia, mientras que el elenco peruano logró clasificar a los play-offs.

Sin embargo, el resultado pasó a segundo plano en el estadio Monumental de Lima: una vez sonó el pitazo final, una batalla campal se desató entre los jugadores de ambos equipos. Todo partió cuando ambos elencos le fueron a reclamar al juez uruguayo Esteban Ostojich.

Los jugadores se encontraban reunidos cerca del réferi cuando, de repente, Leonardo Morales de Gimnasia comenzó a perseguir a uno de sus rivales y debió ser contenido por varios de sus compañeros. El trasandino estaba totalmente sacado e incluso José Carvallo, portero rival, lo intentó calmar.

Mientras, en la mitad de la cancha, se armó un lío más grande: algunos jugadores de Universitario celebraban, mientras que otros miembros de la delegación perseguían y agredían a los de Gimnasia. Hasta los suplentes del elenco peruano lanzaron patadas a sus contricantes.

Luego, llegó la imagen más violenta: Carvallo olvidó a Morales y corrió a toda velocidad al centro de la cancha para enviar una patada voladora al delantero rival Agustín Ramírez. Ahí la pelea pasó a niveles mayores y el argentino Cristian Tarragona pegó un combo que dejó a un guardia en el piso.

La seguridad del estadio se vio obligada a ingresar a la cancha y así también la policía peruana. Los jugadores de Gimnasia se retiraron a los camarines, mientras el público del Monumental les arrojaban vasos y latas desde las gradas, y los de Universitario celebraban en el terreno.

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