Carlos Bilardo, leyenda del fútbol argentino, sudamericano, y campeón del mundo en México 1986, atraviesa uno de los momentos más duros de su vida.
A sus 87 años, el histórico enfrenta una cruel enfermedad neurodegenerativa: el síndrome de Hakim-Adams, que ha deteriorado seriamente su salud.
El más reciente y desgarrador testimonio vino de alguien muy cercano a él: Miguel Ángel Lemme, exfutbolista, ayudante de campo y uno de sus amigos más leales, quien compartió un estremecedor relato sobre el presente del icónico entrenador que tuvo a Diego Armando Maradona como su regalón.

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El desgarrador testimonio sobre Carlos Bilardo que estremece al fútbol
Carlos Bilardo no solo fue campeón del mundo en 1986, también dejó una huella imborrable en el fútbol argentino con su forma de ver el juego, su obsesión por los detalles y su inquebrantable amor por Argentina. Hoy, su batalla es otra. Una silenciosa, dolorosa y despiadada.

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En conversación con Radio Villa Trinidad, Lemme compartió el más desgarrador testimonio sobre el técnico. “Estuve el sábado con él, estuvimos merendando. Luego vino la hija, Daniela, con los nietos. Yo me quedé un ratito más. Pero cuando viene la familia yo me voy” contó a la emisora trasandina.
Aunque Miguel Ángel Lemme intenta mantener el ánimo, lo que viene a continuación rompe el corazón de cualquier futbolero.
“No me reconoce. No reconoce a nadie. A veces confunde a la mujer con la hija y la hija con la mujer. Yo dije, hará más o menos dos años, año y medio, dije que cuando no me conozca no voy más. Pero es más fuerte que yo. Lo quiero tanto que quiero estar al lado de él, porque él tuvo un montón de gente para llevar y siempre me buscó a mí. Y ahora no lo voy a dejar ni loco. No le suelto la mano ni loco. Él no me la soltó a mí y yo ahora no se la suelto a él ni loco”, agregó.

“A veces, me vuelvo llorando”
Lemme, que solía visitar a Carlos Bilardo casi todos los días, ahora solo puede hacerlo dos o tres veces por semana. “Voy dos o tres veces por semana porque me hace mal. Sinceramente, me hace mal. Tomo un café, le hablo. Por ahí nada, pero bueno”, señala a la emisora argentina.
“Tomo un café, le hablo. Por ahí nada, pero bueno. Siempre que llego cuando está ahí le entro cantando ‘Es el equipo del Narigón’. Siempre lo mismo. Le canto, lo abrazo, lo beso. ¿En qué anda Carlos? Después le digo chau y me dice ‘¿te vas?’ ‘Y sí, usted está dormido'”, contó.
Finalmente, el ayudante relata que la situación es complicada. “A veces, me vuelvo llorando. Yo voy caminando, son 21 cuadras. Y hay muchas veces que me vengo re mal”, cerró.