Así como en 1977 y 2005, el Real Betis alcanzó la gloria en la Copa del Rey. Este sábado, el equipo de Claudio Bravo y Manuel Pellegrini se coronó como campeón, derrotando en los penales al Valencia después de 120 minutos de guerra.

Con el desgaste haciendo notar y los hinchas llenos de ilusión en Sevilla, los verdiblancos fueron capaces de sacar adelante la tarea pese a complicarse en varios momentos. Una alegría que rompe con 17 años sin títulos en Primera División y que consagra a los chilenos en España.

Betis paga caro un primer tiempo que era todo suyo

El Betis, por momento y lo que había mostrado a lo largo de la temporada, llegaba con mucho más cartel que el Valencia. Sin embargo, los primeros minutos no fueron para nada fáciles, debiendo soportar un festival de pierna fuerte en cada intento por acercarse a la portería.

Aunque todo cambiaría a los 11’ de partido, cuando los verdiblancos lograron abrir el marcador y desatar la locura en La Cartuja. Héctor Bellerín encaró hasta el fondo y sacó un centro al área, que encontró a Borja Iglesias para encajar un cabezazo letal que significó el 1-0.

Valencia intentó responder de vuelta, pero tampoco generó peligro. Claudio Bravo estuvo atento para intervenir cuando se le necesitó, pero no pudo evitar lo que sería la igualdad.

Cuando se vivía la media hora de partido, Ilaix Kourouma metió un pase milimétrico para dejar solo a Hugo Duro, que se metió al área y la picó ante la salida del arquero chileno para dejar todo 1-1.

El empate revivió a un Valencia que parecía no encontrar respuestas y los motivó a ir por más. Pese a ello, les bastó solo con una llegada en los primeros 45’ minutos para mantener vivas sus opciones de alcanzar la Copa del Rey.

 

Betis aguanta y sobrevive para estirar la final

La igualdad golpeó al Betis, que comenzó a dejar en evidencia su nerviosismo dentro de la cancha. Mostrando una cara muy distinta a la del primer tiempo, le cedió la pelota a un Valencia que se atrevió a ir a buscar el triunfo.

Esto llevó a que Claudio Bravo demostrara por qué Manuel Pellegrini le otorgó la titularidad para este encuentro. El arquero chileno fue clave, con dos tapadones, para evitar que los Che pasaran adelante en el marcador.

Tras pasarlo mal con los intentos del Valencia, el Betis comenzó a reaccionar. Una tremenda jugada de Borja Iglesias en el área dejó solo a Juanmi, que no remató cómodo y dejó escapar una tremenda oportunidad para anotar el gol que les diera más tranquilidad.

Los Béticos fueron con todo en busca de más y empezaron a llegar con mucho peligro, aunque sin romper el muro de los Che. Nabil Fekir tuvo una de las más claras, pero cuando todos tenían el grito de gol en la boca, el arquero Mamardashvili estuvo notable para contener. También al Panda, que se generó una en el final. Aunque Claudio Bravo no se quedó atrás y también se lució con un tapadón sobre la hora.

 

Un tiempo extra a puro corazón

Con el cierre que tuvieron los 90’ minutos, el Betis apostó a ir a buscar el triunfo y así evitar los penales . Fue así como en el primer tiempo extra se adueñaron por completo de la pelota y estuvieron a muy poco de poder conseguir el premio, lo que llevó a Manuel Pellegrini a mover el tablero para tener piernas frescas en la cancha.

El libreto fue similar para la segunda parte, con el Valencia siendo el que más buscó. Así, el partido llegó al final y todo se fue a la definición a penales, donde llegaría la hora de la verdad para Claudio Bravo.

Mucho Betis para la tercera Copa del Rey de su historia

La definición desde los 12 pasos pudo ser para cualquiera, con mucha efectividad por parte de ambos elencos. Claudio Bravo adivinó el primer tiro, pero no logró contenerlo. Las cosas se mantuvieron igualadas hasta que llegó el cuarto del Valencia.

Yunus Musah se paró frente al balón y remató, pero la pelota se fue a cualquier parte. Esto le dejó servido el título a los Béticos, con Cristian Tello y Juan Miranda sellando un triunfo para hacer historia y conseguir el objetivo. El plan da sus frutos y Manuel Pellegrini se consagra una vez más. Sevilla es una fiesta verdiblanca.