En tiempos en los que el VAR mira a a máximo detalle todo lo que ocurre dentro del terreno de juego, optar por fingir nunca parece la mejor opción y aquellos que logren engañar tienen que tener grandes dotes actorales. Todo lo contrario a lo que intentó Javier Hernández en el más reciente duelo de Los Angeles Galaxy.

El cuadro donde milita Chicharito visitó a Toronto FC en uno de los partidos más atractivos de la jornada en Estados Unidos que, de hecho, cumplió con las expectativas al finalizar con empate 2-2. Douglas Costa abrió la cuenta para los californianos pero los canadienses remontaron gracias a Jesús Jiménez y Federico Bernardeschi.

Sin embargo, el tanto de la igualdad llegó a un minuto que finalizara el tiempo regular en los pies de Riqui Puig, el canterano de Barcelona que ante falta de oportunidades en la institución culé decidió probar suerte en suelo norteamericano. Marcó su primer tanto con un tremendo riflazo desde afuera del área.

Pero volviendo a lo hecho por el delantero mexicano, tuvo un encontronazo con tres de sus rivales en una acción ofensiva. Los tres lo encararon y uno de ellos, Richie Laryea, lo tomó por un brazo. Si bien le quiso aplicar un poco de carácter nunca se trató de una agresión directa hacia el atacante.

Javier Hernández optó por una terrible actuación.

Javier Hernández optó por una terrible actuación.

El exfutbolista de Manchester United y Real Madrid ahí empezó su actuación, por la que jamás podría ganar un Premio Óscar. Se quejó como si hubiese recibido el golpe más fuerte del universo e incluso estuvo a punto de tomarse el rostro y terminó tendido sobre el terreno de juego.

Allí empezaron las recriminaciones de sus rivales. La situación, como debió ser, no pasó a mayores y ninguno de los involucrados vio alguna amarilla pero queda para la anécdota la terrible actuación de Chicharito.