Emiliano Martínez saltó a la fama en poco tiempo. De ser un desconocido portero que atajaba en Inglaterra, se calzó la camiseta de la selección de Argentina para coronarse campeón de la Copa América y la Copa del Mundo.

En Qatar incluso se llevó el premio al Guante de Oro como el mejor portero del torneo. Con el trofeo en la mano, realizó una celebración que se hizo viral: un Pato Yáñez al acercar el galardón a sus genitales, impresionando a los jeques árabes. Algo similar a lo que hizo en el torneo continental realizado en Brasil.

Dibu conversó con TyC Sports sobre este festejo particular, para explicar cómo nació. "Eso lo hice en la Copa América y en el Mundial fue una apuesta. Los chicos me dijeron 'a que no te animas'. Es culpa de ellos", comentó de manera jocosa. 

Una vez que vio las imágenes, asegura que le dio mucha vergüenza. "No me siento orgulloso. En los The Best no lo iba a hacer, era otra cosa, estábamos todos de traje", explicó sobre la elegancia que se vivía en la gala de París.

También habló de si la actual selección trasandina es la mejor de la historia, como lo señaló Rodrigo De Paul hace unos días. "Son opiniones, Rodri no quiso lastimar a nadie. Muchas camadas estuvieron cerca, la única diferencia es que nosotros tuvimos suerte de ganar y que nos salieran las cosas, no es que ganábamos todos los partidos 3 a 0".

Humildemente confesó que "para mí no somos los mejores de la historia todavía. Si repetimos lo que ganamos, sí. Le ganamos a Brasil en el Maracaná, a Italia en Wembley y al último campeón en Qatar, no es para cualquiera. Pero falta mucho. Yo jugué 26 partidos recién en la Selección, Chiquito Romero jugó 100. Me falta, no puedo decir que soy el mejor".

EL TAPADÓN

Finalmente, repasó la atajada en el último minuto ante Francia, lo que pudo significar la derrota en la final. "Fue una jugada rápida, sucia. Ota (Nicolás Otamendi) sale a cabecear bien y cuando la vuelven a tirar él está adelantado, pasa entre él y Germán (Pezzella) y le queda al chico este, Muani", comenzó el relato.

Luego señala que "yo salgo en diagonal, le achico al espacio. No me apresuré, porque si me apresuraba me picaba por arriba. Le dejé un ángulo para que elija el primer palo y ahí saqué la pierna y la mano. Recé 'por favor, pégame, en la cara, no me importa'. Yo quería que me pegue. Estaba tan tenso que la pelota rebota para adelante. Yo no me di cuenta del valor que tuvo en ese momento. Me encanta verla".