Colo Colo dominó, tuvo el balón, pero no supo reflejar eso en una victoria. Pese a ello, el equipo de Jorge Almirón se llevó ciertos vítores de su visita a Paraguay, porque el equipo se ha logrado mostrar como protagonista en sus duelos coperos. Quizás, otra cosa sea si clasifica a la fase de grupos. Pero, no nos adelantemos. Por mientras, veamos el uno a uno de los jugadores del Cacique.

Brayan Cortés (6): jugó más con los pies que con las manos. Se disfrazó de otro defensa, al estilo de los porteros de baby fútbol. En un par de salidas estuvo dubitativo, lo que pudo repercutir en el resultado. Pero, eso ya es contrafactual. Si Pinilla hacía el gol el 2014 quizás seríamos campeones del mundo… 

Erick Wiemberg (6): estuvo parejo. Hilvanó una buena serie de pases con Marcos Bolados por el sector izquierdo e, incluso, llegó a atreverse a disparar en el primer tiempo, aunque le salió un tiro débil, fácil para el portero de Trinidense. Se mandó un truquito y le hizo un túnel a un jugador paraguayo, como si de repente se hubiese transformado en Ronaldo. 

Maximiliano Falcón (5,8): a ratos un jugador serio, a ratos una caricatura del defensa uruguayo. Se tira al suelo, entra fuerte, alega y hace aspavientos en sus reclamos. Pero también es un muro por arriba y en la salida estuvo mejor que su compañero en retaguardia. Una cosa que no se puede mejorar mucho es su velocidad. Eso quedó reflajado en el pique con el que Romero le sacó una importante distancia a los 52’, en una jugada que casi termina en gol. Bendito palo, Peluca.

Alan Saldivia (6): su solvencia empieza a ser una tradición en el fondo albo. En los cara a cara, es de temer. Para trancar, una roca. Quizás una de sus debilidades siguen siendo las pelotas largas. Cuando intenta salir rápido desde el fondo, suele no quedar en nada. Pero, de tanto intentarlo, seguro algo bueno va a salir.

Óscar Opazo (5,5): fue como Edward Norton en Hulk: sólo apareció en la primera. Es que el Torta se vio activo juntándose con Zavala en los primeros minutos del duelo, pero ya en la segunda mitad no trascendió mucho. La amarilla que se ganó a los 50’ fue lo más destacable del complemento.

Esteban Pavez (5,8): si hay que meter la pata fuerte, la mete. El capitán de Colo Colo lo que genera es seguridad. No suele ser de aquellos que pueden ser divisados a gran distancia por su brillo, pero muchas veces su tarea silenciosa es tan importante como la de los jugadores más vistosos. 

Vicente Pizarro (5): activo en ofensiva y de pases con intención. El balón es su amigo, como en los Supercampeones. Pero, hay que criticarle algo: cuando defiende no es tan pulcro. De hecho, era el que tenía que marcar a Salcedo en la jugada de gol del Trinidense. Fue remplazado por Paiva en el segundo tiempo, por lo que no le dieron espacio para resarcirse. Seguro que algo más de profundidad puede tener en su juego.

Leo Gil (5): sin dudas, cuando no está Vicente Pizarro, ni Arturo Vidal, las pelotas pasan por sus pies regularmente. El problema de Gil es que a veces parece desconectado del duelo. Ya sea por lentitud, ya sea por centros inentendibles (como aquel que realizó tras robarle un tiro libre a Carlos Palacios en la segunda fracción), da la sensación de que le falta para ser aquel engranaje que solía aceitar el juego colectivo albo.

Carlos Palacios (6,5): ¿Hay duda alguna de que es uno de los mejores jugadores de Colo Colo? Peligroso, mágico y con carácter. Carlos Palacios es el as bajo la manga en la estrategia de Jorge Almirón. Claro que en el primer tiempo se le vio más opaco: tenía que bajar mucho a buscar el balón. Esto hizo que su juego se viera resentido. Y pensar que, aún así, se hizo maña para generar ocasiones. ¿Hablemos del tiro libre a los 41’? Si era gol era golazo. Pero el tiro fue muy centralizado. Una Joya, Carlitos.

Marcos Bolados (5,5): fue importante en ofensiva, pero es como un resfrío leve, ataca pero no hiere mucho. Esta vez partió como segundo delantero y pisó el área, pero no disparó. Ya en la segunda mitad, tuvo una oportunidad enorme a los 59′, tras un centro desde el tiro de esquina. ¿Su cabezazo? Mal “executado”, como diría un chef de reality.

Cristian Zavala (6,5): goles son amores y Zavala empieza a enamorar a los “alboadictos”. Si bien empezó un poco errático, poco a poco fue ganando confianza. En los primeros minutos perdió varios balones y no parecía cómodo cuando tenía que juntarse por la banda derecha. Gradualmente, se fue soltando y un pase profundo de Bolados en el primer tiempo parece haber creado la sinapsis necesaria. De ahí en adelante, Zavala fue de lo mejor de Colo Colo. Celebra Claudio Palma, que ha sido el que más lo ha tirado para arriba.

Guillermo Paiva (6,5): el paraguayo ha ido en ascenso. Claramente se va adaptando a lo que espera Almirón de él, siendo uno de los pilares en la ofensiva del Cacique. Si aún no marca su tanto es porque es solidario. Y su esfuerzo no es una nimiedad. En la jugada de gol no tan sólo esquiva un defensa con un toque sutil, sino que es también el que recupera el balón en la salida de Trinidense. Es decir, podríamos llegar incluso a asegurar que el empate fue un 70% obra de él. Si es que era bueno para el carrete como decían las malas lenguas, también es bueno con la redonda.

Matías Moya (-): ingresó bien los pocos minutos que le tocó estar en el campo. Se le ve con confianza y toma buenas decisiones. Jugó muy poco como para elevarlo al Edén, pero sus minutos bastan para un par de aplausos.

Emiliano Amor (-): entró porque Falcón tenía una amarilla y se ganó rápidamente una. Sigue siendo un jugador de la banca, porque es difícil que remplace en la titularidad al Peluca o a Saldivia. Sin embargo, la rotación de Almirón le favorece.