Diego Latorre vuelve de cuando en cuando a vivenciar lo que pasó en la semifinal de la Copa Libertadores de 1991, cuando visitó a Colo Colo con la camiseta de Boca Juniors y terminó eliminado en una jornada llena de incidentes en el estadio Monumental.
Es que hay cosas que el argentino no termina de entender del vendaval de violencia: “Es un partido olvidable, más allá de que Colo Colo estaba capacitado para jugar y ganarnos en buena ley, porque tenía un gran equipo”, asume.
Fue tema principal de la conversación que el comentarista deportivo tuvo con Manuel de Tezanos en su canal de Youtube, de la que destacamos el relato lleno de detalles del número 10 de ese equipo, que dirigía Oscar Washington Tabárez.
“Las relaciones bilaterales entre Argentina y Chile no estaban pasando por su mejor momento, por circunstancias políticas. Hoy es otra era, después de tantos años, del arribo de Salas y tantos chilenos. Pero en ese momento había una tirantez imposible de soslayar”, reconoce.
Después del 1-0 de la ida en La Bombonera, todo se definía en Chile: “Cuando llegamos al aeropuerto nos encontramos con un clima bélico, banderas del Canal de Beagle, cosas relacionadas con la política que no tenían nada que ver con el partido, intentando diezmar nuestro ánimo”.
El clima no mejoró. “Llegamos al hotel y ni hablar, nos tuvimos que cambiar de hotel, nos tiraban de todo, cosas que eran normales en esos tiempos de Copas Libertadores. Quizás en un partido de vuelta en Argentina pasaba lo mismo”, reconoce Latorre.
Luego en el estadio comenzó a desbordarse todo: “Había demasiada gente en el campo de juego. Después supimos que eran hinchas caracterizados como periodistas y fotógrafos, que estaban permanentemente agitando el clima. Y a la gente, que estaba enardecida“.
Pero vinieron los goles el desbande. “Cuando hace el gol Colo Colo (Rubén Martínez) hay una invasión total. Ese partido hoy en día no se jugaba. No estaban dadas las condiciones de seguridad, estaba sobrepasada por la cantidad de gente, estaba todo el ambiente prefabricado, por supuesto”, asevera.
Faltaba la batalla campal. “En el segundo gol, cuando vamos a buscar la pelota al arco, la tiran al foso y desaparece, lo empujan me parece a (Antonio) Apud cuando la trata de rescatar y se habla una batahola total”.
“Y bueno se armó lo que todos saben, todos peleando contra todos. Con la inconsciencia y la irracionalidad de que después el partido siguió. Hago el gol y el tercer gol desató la locura, quedamos detenidos y la policía nos enfrentó, estábamos indefensos ahí“, acusa.
Así se dio la imagen que quedó para la historia. “Para salir nos retuvieron el pasaporte. Había fotógrafos que eran hinchas, con sus cámaras de fotos pegándole a los nuestros”, recuerda Latorre, que esa noche anotó un descuento que no sirvió, pero tuvo dedicación especial.
“El avioncito fue un descargo, fue un clima insoportable, hay que ver lo que vivimos esas horas, el clima de violencia, los cánticos de la gente, la agitación que había desde la cancha”, termina de reflexionar el talentoso mediocampista trasandino.