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Quizás fue demasiado peso: La Universidad de Concepción terminó, casi de manera casual, quedando con el peso de todo el fútbol chileno sobre su espalda. El conjunto penquista que dirige Francisco Bozán necesitaba ganarle a Godoy Cruz en Mendoza para ser el único chileno en los octavos de final de la Copa Libertadores.

No solo cayeron por la mínima: sino que la combinación de resultados los dejó fuera de toda opción internacional: Sporting Cristal derrotó a Olimpia y el equipo peruano se quedó con el cupo del tercer puesto que da paso a la segunda fase de la Copa Sudamericana. 

En el camino quedaron los otros equipos chilenos que lo intentaron: Universidad de Chile (en la primera ronda contra Melgar de Perú); Palestino (tras avanzar dos fases previas, en un grupo en el que clasificaron Inter y River) y la UC (a manos de Libertad y Gremio). Los auriazules no pudieron contra los antecedentes y la historia reciente. 

Tras el gol de Ángel González en la primera parte los del Campanil lo intentaron, pero no estuvieron cerca de complicar el pórtico rival. Y el revés de los del Campanil vuelve a abrir el debate respecto a qué está sucediendo con los clubes chilenos en el contexto internacional. 

Los de Bozán ilusionaron, pero cuando debieron sellar el pase a la segunda fase, cedieron puntos importantes en Collao contra Olimpia. Hay rabia. Tanto, que al final hubo pelea entre ambos equipos con una confusa expulsión de Patricio Rubio.