La primera mitad de la final de la Champions League entre Manchester City y Chelsea fue todo lo que se esperaba con intensidad, velocidad y ocasiones en ambos arcos. Cuando parecía que se irían a los camarines con empate a cero en el marcador apareció el gol de Kai Havertz para poner en ventaja a los Blues.
Fue Thomas Tuchel quien pudo plasmar mejor su plan que Josep Guardiola y su equipo fue superior, teniendo grandes oportunidades de irse arriba. Las primeras tuvieron al mismo protagonista: Timo Werner, quien hasta en tres ocasiones perdonó con definiciones poco precisas.
En la primera no conectó bien la pelota, posteriormente tuvo dos consecutivas. En una su disparo fue detenido por Ederson, mientras que a los pocos segundos remató pero se fue por un lado de la portería y estuvo rozando la red por su parte exterior. Fueron los grandes avisos de un Chelsea superior.
Manchester City estuvo lejos de su mejor versión pero tuvo alguna para irse arriba también. La más clara fue en pies de Phil Foden, quien recibió solo en el área luego de una bonita jugada colectiva y cuando se alistaba a rematar apareció una milagrosa intervención de Antonio Rüdiger para quitarle el gol.
Todo eso antes que Mason Mount le filtrara un hermoso balón a Havertz, quien se sacó la marca de Ederson y arco vacío definió para otorgarle una justa ventaja a Chelsea en la final de Champions League.