Hace más de 20 años, este zaguero central que había debutado profesionalmente en Boca Juniors fue anunciado como refuerzo de la UC, donde dejó un gran recuerdo. De hecho, fue parte del equipo de Jorge Pellicer, que se coronó campeón del Torneo Clausura de 2005.
Las referencias son para Facundo Imboden, quien desde Argentina atendió el llamado de RedGol para recordar esa experiencia. “Gracias por todo. Perdón si les di muy poco. Cuando entré a defender los colores de Católica, desde el primer día, la defendí a muerte”, dijo el oriundo de Castelar, quien hoy tiene 45 años.
“Con otro estadio, otra sede. Uno siempre rindió al máximo, quise darle todo al club. Por suerte les dimos un título y una semifinal de la Sudamericana muy importante. Si no fuera por un pequeño robo en La Bombonera, un offside que para mí no era, éramos finalistas”, agregó Imboden en el diálogo que tuvo con Paulo Flores. Se refería a la Copa Sudamericana 2005.

Facundo Imboden defiende ante Marcelo Salas en un Clásico Universitario. (ANDRES PINA/PHOTOSPORT).
En dicho torneo, los Cruzados fueron eliminados por Boca, a la postre campeón. Imboden anotó un gol en la cancha Xeneize. Católica igualó 2-2 en su visita a Buenos Aires. Además del zaguero, Jorge Polo Quinteros marcó para los Cruzados. Federico Insúa y Martín Palermo anotaron para el local, que ganó 1-0 en San Carlos de Apoquindo y pasó a la final ante Pumas de la UNAM.
¿En qué está?
Mi vida en Argentina está ligada al fútbol con mi escuelita. En 2012 dejé de jugar y en 2013, en mi club de barrio donde me crié, me pidió a ver si podía acercar el fútbol infantil al club. Les entregué una carpeta y empecé a trabajar en el club. Y la empresa de demoliciones que tenía mi viejo. Me metí y me empecé a ocupar de eso. Hago las dos cosas, desde muy temprano. El despertador suena a las 5.30 de la mañana. Estoy todo el día en la obra y cuando vuelvo, a la tarde, ropa deportiva para ir a entrenar al club hasta las 9 de la noche todos los días. Una vida tranquila, feliz, de familia. De amigos, disfrutando, viendo fútbol, a la Católica cuando se puede. No me puedo quejar.

Facundo Imboden en su rol como formador. (Foto: Cedida).
¿Cómo fue su retiro? ¿Por muchas lesiones?
Me retiré a los 32 años en Cuenca de Ecuador. Por más que me hubiera gustado seguir jugando, no fue por tema de lesión. Fue porque no hubo ninguna oferta que me interesaba. No me llegó nada, justo a mi viejo le dio un infarto. Tuvo un problema en el corazón. Empecé a tener la cabeza en otros temas. Pasó un fin de semana y no extrañé el fútbol. Otro más. Y no lo extrañé. Así lo fui dejando. Pero bueno, capaz es algo mío de que me hubiera gustado decir ‘este domingo, contra tal rival, este es mi último partido’. Termino, saludo a la gente y me voy feliz. Pero no me puedo quejar de la carrera de 12 años. Me hubiera gustado hacer otras cosas.
¿Cuáles por ejemplo?
Jugar en la selección de Argentina. Jugar en la selección chilena, que estuve más cerca capaz. En algún club de Europa, más allá de que casi voy al Basilea de Suiza en 2002 y se cayó el pase. Haber terminado mi carrera en Católica habría sido un final perfecto de mi carrera.

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Facundo Imboden tuvo una experiencia en Boca y por esas cosas que tiene el fútbol y la vida, le marcó con la UC al cuadro Xeneize. Aunque en una semifinal que terminó con una triste derrota de la Franja, donde permaneció hasta diciembre de 2009.

Marco Antonio Figueroa dialoga con Facundo Imboden en la temporada 2009. (ANDRES PINA/PHOTOSPORT)
¿Fuiste ordenado económicamente en tu carrera?
Sí, fui siempre ordenado. No fui esos jugadores tocados por la varita mágica que tuvo pases y contratos multimillonarios. Sí compré bien y lo pude invertir. Pero tengo que seguir trabajando para vivir. No me puedo dar el lujo de irme seis meses a una playa y luego, seis meses a otra. No me quejo. Me gusta, no sé qué haría en mi casa todo el día. Soy muy agradecido de la vida que tengo, me la enseñaron mis viejos. Me lo enseñan mis tres hijos, Lucas, Morena que nacieron en Chile y Abril. Les inculco que la vida no es fácil, que hay que seguir trabajando y estudiar. Tuve la suerte de hacer una carrera deportiva. No tuve que estudiar para jugar fútbol, pero sí me tuve que cuidar mucho para ser jugador profesional de fútbol. Me perdí cumpleaños, casamientos de amigos. Me han dicho que son 22 boludos que corren detrás de una pelota. Y yo les digo si podrías ser ese boludo que entrena todos los días, que se esfuerza para eso. Tiene cosas muy lindas el fútbol, viajar, disfrutar, conocer lugares que otra gente no puede conocer. Jugué con jugadores de muchos países y culturas, siempre se aprende. Esto trato de enseñarlo a mis hijos. Quedándonos en casa no logramos nada. No comemos. Cada momento de la vida hay que disfrutarla. No sabemos cuándo se termina.
¿Por quién te hiciste futbolista?
Mi viejo fue futbolista. No llegó a jugar profesionalmente en Argentina, sí en la reserva del Club Deportivo Morón. Cuando estaba por firmar contrato, su papá le dijo que no, que debía ir a trabajar. Se le frustró ese sueño. No sé si habrá sido por él, pero yo nací con una pelota debajo de los pies. Me acuerdo de muy chiquitito con mi viejo jugando. Creo que nací con eso, con que me gusta fútbol. De chico hice mucho deporte, jugué básquet, tenis, pádel. Me gusta, soy deportista. Me siento a mirar la tele y miro deporte. Vivo por el deporte. A los 12 años, después de jugar en las juveniles de Boca, al mediodía fui a jugar basquet. Y en la tarde-noche, jugué pádel. Llegué, le dije a mi viejo que estaba muerto, que no podía hacer todos los deportes. Decidí por el fútbol. Tuve la suerte de debutar en Boca Juniors y jugar 12 años profesionalmente.
Para cerrar… ¿No llegó la invitación para el estadio?
No llegó. Todavía no llegó. Tampoco la invitación para jugar la despedida de los capitanes. Pero bueno, uno sabe que es importante para el club porque los hinchas me los hacen saber. Es así. El hincha es el que sufre. A veces nosotros, cuando somos jugadores, no entendemos ese sufrimiento. Somos trabajadores de los clubes, queriendo lo mejor, pero somos trabajadores. El hincha es el que sufre, se alegra, se moja en invierno y se caga de calor en verano. Nosotros no tenemos esa pasión.

La UC venció por 2-1 a Cobresal en el Claro Arena. (Felipe Zanca/Photosport).

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