El día después del nuevo escándalo protagonizado por delincuentes aficionados a Universidad Católica. Esta vez el arquero de Universidad de Chile, Martín Parra, fue la víctima de criminales que lo agredieron con fuegos artificiales que detonaron en el arco, dejándolo con un trauma acústico agudo. La próxima puede ser cualquiera con consecuencias fatales.

En RedGol en La Clave, el conductor Rodrigo Herrera comenzó la edición de este jueves furioso y sin pelos en la lengua: “día negro después de lo ocurrido ayer en el estadio de Valparaíso. En Chile somos los capos de los diagnósticos, los mejores generales después de cada batalla, puntuales en cada derrota, pero incapaces de hacer algo para evitarla”.

Rod agrega que “para el estallido social fuimos pocos los que advertimos que esa unión entre las barras y ese eslogan ‘perdimos mucho tiempo peleando entre nosotros’ venía con trampa: eran organizaciones movidas por intereses económicos y comportamiento de camorra. Elevarlos a la categoría de héroes fue dañino”.

Incluso dejó de lado a la Católica puntualmente para condenar a la clase política, especialmente a un sector que hoy presenta como rostro a un ex líder de la barra de Colo Colo disfrazado ente legítimo en un sistema democrático.

“Hoy los aprietes, los líderes de barra con prontuario están legitimados en la convivencia social y algunos lo ven hasta como una buena manera de hacer política. Los turbazos de gente entrando gratis a espectáculos en avalanchas los inventaron en el fútbol, no en el concierto de Daddy Yankee. ¿Y la culpa es de los guardias que no tienen facultades?”, manifestó Herrera.

El periodista añade: “¿tienen que volver los carabineros a hacerse cargo de este lío, pagados con los impuestos de todos en un área donde el privado no se la puede? Claro, los problemas son sociales, pero la repartija es sólo para nosotros. Es fácil la cosa así”.

Rodrigo Herrera continuó su editorial sosteniendo que “ayer hubo gente que entró en una mochila 20 ó 30 bengalas… a mí no me vienen con el cuento que se les pasó. Existe connivencia o desidia. Complicidad o estupidez. Me encantaría saber con transparencia absoluta la forma de trabajo y los contactos de los jefes de seguridad de los clubes”.

El conductor del espacio radial de la casa sentencia que “hace 20 años se pagaba o se hacía vista gorda con el negocio de las barras para garantizar un estadio en paz. ¿Por qué ahora no podría estar pasando igual? Los miembros del Tribunal de Disciplina que otorgaron la orden de no innovar para que se jugara con público no se la pueden llevar gratis. El señor que representa a la Católica y no se debilitó, tampoco. Partamos asumiendo y haciendo control de daños con lo que se puede, pero dejemos de entristecernos para la tele, mostrarnos compungidos y después seguir como si nada. La violencia y la estulticia del estadio es la violencia y estulticia de la sociedad. Saquemos la del estadio primero y la podremos sacar de la vida social”.