Se veía venir y aunque en los últimos días su simpatía algo hizo dudar sobre su destino, finalmente la rutina de Laila Roth en el Festival de Viña no tuvo resultado y tuvo un triste final tras su actuación en la Quinta Vergara.
Comenzó con el cariño del público tal como se ha caracterizado durante todo el festival; pero ya llegó un momento en que ni eso pudo salvar que la argentina terminara antes de tiemposu rutina que tenía preparada.
El espectáculo fue de más a menos y si bien logró varias risas al principio, sumado a que se volvió a dar la dinámica del beso con Gonzalo Valenzuela (y al que se sumó Yamila Reyna); ya después de los 20 minutos simplemente no resultaron los chistes.
Intentando sumar algunas situaciones chilenas entre sus bromas, lo cierto es que fue muy complejo enganchar tanto con el ritmo de Laila como con sus chistes que no llegaban a un buen remate, escuchándose varios silencios.
Ya por la media hora se escucharon las primeras pifias a la artista, y poquitos aplausos que pudieran callar esos descontentos. Ya después de un rato el nerviosismo de Roth se traspasó al público de la Quinta, notándose que muchos querían que le fuera bien pero no lograba sacar más risas.
En un punto de la rutina incluso se perdió, causando el apoyo de la gente para que volviera a “enchufarse”. Ya la misma Roth notó que la rutina no estaba resultando y ella pidió parar el Stand Up.
Con el ingreso de los animadores que resaltaron su valentía, de igual manera el benévolo público pidió la Gaviota de Plata para que no se fuera con las manos vacías, más por un premio de lástima que un reconocimiento.
El galardón sirvió para que la argentina se fuera con el ánimo un poco más arriba y con un aplauso del público. El Monstruo no despertó, y es que hace un tiempo que se nota que sobre todo el público juvenil ya se desencantó valorablemente de la “pifia”, aunque los silencios incómodos siguen haciendo su trabajo en el escenario de Viña del Mar.
Otra prueba de que como venía sucediendo que se invitaba a un humorista internacional, la apuesta sigue siendo demasiado arriesgada en el Festival de Viña y que por ahora sigue siendo una idea que pasa sin pena ni gloria de la Ciudad Jardín.