El tenis tiene historias por montones y una de ellas de la mano de una leyenda del tenis que estuvo en la cima y, literalmente, en el piso. Se trata del alemán Boris Becker.
El germano fue la gran estrella a fines de los 80′ e inicios del 90′, donde en 1985 conquistó Wimbledon con 17 años, ganando posteriormente el US Open y los Abierto de Australia. Así, llegó a ser número 1 del mundo. Pero su ascendente carrera deportiva no fue de la mano con la vida personal y privada.
Los escándalos abundaron y su leyenda poco a poco se fue a pique. Uno de los tristes episodios fue en 1990, cuando su esposa embarazada, Barbara, dio a luz y él se fue de fiesta. Ahí conoció a una camarena, a la que también embarazó y tuvo una hija, costándole millones por el divorcio debió afrontar.
El fin de la carrera de Becker
Según relata el mismo alemán, en 1987 comenzó a tomar pastillas para dormir, pero combinando con cerveza o whisky por la noche, sin que ningún médico lo supiera. “Nadie sabía de la medicación con la que me anestesiaba. La tomé durante años”, dijo.
En 2013, Boris Becker hizo un alto en las polémica y se unió al equipo de Novak Djokovic, llevándolo a la cima del ranking ATP. Ahí acumuló más ceros en su cuenta bancaria, aunque lo despilfarró al instante según cuentan sus cercanos.
Hasta 10 millones de dólares gastaba sin hacer demasiadas preguntas a la hora de escuchar sobre un “buen negocio”, señalan sus cercanos. Fue así que en 2022 se declaró culpable en Inglaterra por ocultar activos y transferir de manera ilícita grandes montos de dinero.
Tras quedar en bancarrota, Becker transfirió millones de dólares a cuentas de su pareja actual y su ex esposa, por lo que fue condenado a cárcel durante 8 meses. El alemán relata que ahí “estuve rodeado de asesinos, de narcotraficantes, de violadores, de traficantes de personas, de delincuentes peligrosos”.
“Luchas todos los días por sobrevivir. Rápidamente tienes que rodearte de los chicos rudos, como yo lo llamaría, porque necesitas protección. Adentro no importa que yo fuera tenista, la única moneda que tenemos dentro es nuestro carácter y nuestra personalidad“, cerró, en lo que fue una polémica carrera.